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SONIA Y ANABEL

Relato enviado por : vaganauta el 08/11/2014. Lecturas: 4281

etiquetas relato SONIA Y ANABEL   Trios .
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Resumen
Sonia y Anabel, dos chicas especiales... conmigo


Relato
Sonia era una compañera de trabajo, muy divertida por cierto.
Pasábamos muchas horas a diario juntos en la oficina, y realmente gracias a ella se hacía muy amena la jornada.
Siempre con una sonrisa o una ocurrencia que te alegraba el momento.
Es de esas personas con las que vos querés estar siempre.
Además esta rebuena.
Estatura mediana (más bien bajita), delgadita, hermosas piernas espigadas, un buen par de tetas y un culito chiquito, pero atractivo.
Bocota grande y sabrosa, de labios tentadores. Una delicia.
Siempre bien vestida para la ocasión, bien perfumada… pasaba, y su aroma quedaba en el aire envolviéndote.
Salía con alguien, pero mucho no hablaba de su relación ni de su novio; de hecho, trataba de evadir la conversación cada vez que surgía.
Un día, con motivo de la celebración de su cumpleaños, me invitó al festejo.
Yo creí que iría la mayoría de la gente de la oficina, pero me equivoqué.
En realidad me invitó solo a mí, y por supuesto me pidió que no diga nada, que quedaba mal no invitar a todos y que se yo cuantas otras cosas más.
Me preparé entonces para la fiesta.
Imaginaba encontrarme con un mundo de gente desconocida, y como era mi costumbre (caña de pesca en el bolsillo) “pegar onda” con alguna pendeja amiga de Sonia y rajarme si era posible a media noche a algún hotel para pernoctar.
El plan estaba armado, faltaba llevarlo a cabo.
Llegue temprano al lugar indicado; toqué timbre y me atendió Sonia por el portero.
Me abrió y subí a su departamento.
Grande fue mi sorpresa, no había nadie… o casi nadie.
Una reunión muy selecta.

- Hola, gracias por venir. Como te dije es una reunión muy chiquita. El festejo grande es la semana próxima, pero hoy es mi cumple. (dijo sonriente Sonia).
- A bueno, perfecto. Yo soy medio tímido… mejor si no hay mucha gente, ja ja (dije algo confundido por la situación)
- Siii, claro!! Tímido!!!!! Justo vos, ja ja (exclamó Sonia con una nota de color)
- Hola soy Anabel, la mejor ami de Sonia (se presentó Anabel)
- Esta es la loca de la que siempre te hablo.
No sabes lo que es aguantarla!! Nooooo ja ja… la verdad el aguante la tiene ella… es impresionante como me banca en todas!!! (aclaró Sonia entre risas)

La música típica de joda sonaba de fondo, en el living.
Caminamos hasta el lugar y me nos sentamos en los sillones.
Como era de esperarse, tuvimos una cálida charla con chistes, risas y color.
No faltó nunca la buena onda y la verdad, Anabel me cayó tan bien como Sonia… parecía que nos conocíamos de años.
Chiste vá, chiste viene pasaban las horas y las botellas de cervezas helada morían sobre la mesa.
Los tres, muy risueños y divertidos, armamos una fiesta como si en el departamento estuvieran reunidas quinientas personas.
Corría cerveza, con tequilazos que alegraban los corazones de los presentes.
Yo comenzaba a ponerme cachondo del simple hecho de estar en un lugar solo con dos mujeres.
Trate de no hacer cagada, porque realmente la estaba pasando bien y no daba para “tirarme” a Anabel… no todavía, por lo menos.
Ellas también estaban algo picadas con el alcohol consumido.
Murió entonces una botella completa de tequila y comenzaron los tragos tropicales.
Anabel trabajaba de bar tender dos o tres días a la semana, y con eso bastaba para subsistir en la vida… además de la experiencia que la acreditaba para prepararnos unos “juguitos locos”.

- Que ricos están. Que tienen? (dije)
- Aaah! Sorpresa! No te voy a dar mis recetas, ja ja! (dijo Anabel.

Mientras estaba detrás de la mini barra de Sonia, yo carpetee con disimulo su figura.
Esos pantalones elastizados blancos, su ropa interior ahí marcada, como a fuego esa micro bombachita, con las botas media caña negras me recordaban a las ropas que utilizan en equitación las mujeres… como le pegaría una cabalgata a ese culo!.
Bien redondito, respingón sabrosito. Un poema para disfrutar.
No venía muy bien de tetas, eran algo normales (ni muy muy ni tan tan)… pero su culo maquillaba cualquier falta en ese cuerpo.
En cambio Sonia era todo al revés: exquisitas tetas generosas, paradas y seguramente duras como piedras. Su culo de seis puntos y unas piernas exquisitas, propias para una publicidad de medias de mujer.
Raro que esas gambas no terminaran en un culo exquisito.
Ese vestido largo de modal pegado al cuerpo, parecía pintado y resaltaba más sus curvas, en especial las de las tetas que pendulaban con su andar.
Que ricura, que calentura me daban las dos.
Si no lograba nada, por lo menos me aseguré una excelente paja en sus nombres.
Hablamos de todo:
Trabajo, política, amigos, novias y novios, fiestas, boliches, fiestas otra vez… un poco más de fiestas y algo más de fiestas.
Reíamos con el andar de la noche y los relatos de mis desventuras cotidianas (quien no las ha tenido).
La verdad, que cómodo me sentía con estas chicas.
Si me lo permitían… me quedaba a dormir con las dos juntas. No pedía nada el nene, ja.
La verdad no sé en qué momento terminamos hablando de sexo.
Bastantes picaditos por el alcohol, obvio, nos desinhibimos para hablar.
Que nos gustaba y que no. Que era lo que más hacemos y lo que menos nos interesa en la cama con nuestra pareja.
Claro está, yo no encontré nada que no me gustara hacer con una chica.
Mi relato era picante.
Contaba con detalle cada escena como si la estuviera viviendo en ese momento.
En algún momento me dio la sensación de estar creando un clima caliente con mi relato tan detallado.
Por otra parte, ellas cruzaban miradas sin perder detalle de lo que yo contaba.
En ningún momento parecieron incómodas ni quisieron cambiar de conversación.
Por el contrario, preguntaban o acotaban detalles como sugerencias a lo que yo contaba.

- Chicas las estoy aturdiendo con tanta lata (dije)
- No, para nada. Estamos re cómodas la charla. La estamos pasando bárbaro

Sonia pareció algo confidente. Su respuesta sonó más a un susurro de placer que a un respuesta de compromiso.
Esto me indicaba que todos estábamos bien interesados en la conversación.
Anabel no me sacaba la mirada de encima. Comprobé que estaba re caliente conmigo, pero todavía no daba como para romper el ambiente y salir corriendo a un hotel.
Y sin proponerlo, mientras las margaritas y los mojitos desfilaban en ronda, llego la revelación inesperada:

- Me das un poquito? Quiero “chupar” del tuyo…

Dijo Sonia, tratando de probar mi bebida… en el fondo, poniéndome a prueba a mí.
Sus ojos despedían chispitas que esperaban respuesta a su pedido.

- Yo a vos no te doy un poquito… te doy todo.
Mi bebida, mi corazón, mi cuerpo, mi… todo!!

Largaron ambas una carcajada, a la cual me acoplé. Estábamos que nos pelábamos todos, y ese ambiente dulzón cada vez se ponía más insostenible.
A esta altura, era inminente una cogida con alguna de ellas. El tema era saber jugar las piezas para no quedarme solo.
Mi muñeco estaba loquísimo dentro del pantalón.
Paradísimo, pedía a gritos que lo libere.
Ellas, seguían el jueguito de las histeriqueadas típicas de las chicas que están calientes, que quieren, pero se hacen las difíciles y aun no entregan nada.
Continuaban con el juego de palabras, aunque en el vestido de Sonia ya se marcaban sus pezones parados, motivo visible de su calentura.
Anabel, por su parte, también presumía de calentura galopante, porque sus tetas también mostraban síntomas visibles de pezones parados y calientes.
Que ricos, con lo que me gustan mamar tetas.
Anabel dijo entonces:

- Nosotras nos encanta compartir todo… (dijo Anabel)
- Incluso el amor (agregó Sonia)

El amor? Eso ya me empezaba a interesar.
Y seguido a esto, las chicas comenzaron a abrazarse, besarse, acariciarse… una a otra.
Yo por supuesto, disfrutaba cómodamente sentado en el amplio sillón del living contemplando el espectáculo.
Comenzaron a desvestirse lentamente, haciendo un strip dance propio de las mejores bailarinas de Las Vegas.
Es obvio que luego de calentar el ambiente frente a mí ambas me miraron, se sonrieron y caminaron tomadas de la mano hacia mi encuentro… con sus rosaditas y depiladas conchitas al aire.
Yo ya comenzaba a ponerme nervioso de ganas por lo que vendría.
Se acomodó cada una de ellas a mi lado: Anabel a la derecha y Sonia, la más picante, a la izquierda.
Anabel comenzó a besarme, introduciendo su lengua hasta casi mi garganta; exploraba cada rincón de mi boca y yo aprovechaba para hacer lo mismo en su boca.
Mientras Sonia aprovechaba a susurrar cosas cochinas en mi oído y también exploraba mi oreja con su lengua y succionaba mi lóbulo.
No puedo describir quien, pero alguna de las dos comenzó a acariciar suavemente sobre el pantalón mi trozo, que cada vez estaba más duro.
Comencé a hervir, quería explotar, pero antes… cogerme a las dos.
Ellas seguían haciendo su trabajito, y sonreían y me amaban y decían cosas lindas sobre mí, alentaban mi intención de tener sexo con ambas.
A esta altura ambas me enloquecían.
Siguieron besándose frente a mí, en donde me hicieron participe del beso.
Nuestras lenguas se cruzaron mientras yo acariciaba sus traseros.
Luego Sonia desabrochó mi pantalón, bajo el cierre y acaricio de cerca mi instrumento que estaba loco por saltar de la ropa.
Subía y bajaba la mano que sostenía el falo, mientras me besaba.
Anabel había comenzado a desabrocharme la camisa y besaba mis tetillas.
Cuanto placer me estaban dando estas chicas.
Sentí la lengua de Anabel a la altura de mi ombligo, fue entonces cuando quise reaccionar, pero era tarde: de un salto de bocado, introdujo mi pene en su boca.
Deliciosos movimientos, masajes bucales casi.
Besaba mi choto por todo el largo, dando pequeños mordisquitos y chupones en el tronco hasta llegar a la cabeza donde pasaba su lengua por el glande para luego introducirlo completo haciendo el subibaja rápido, y por otros momentos más lento.
Mi pija golpeaba casi con su garganta.
Que puta insaciable, como le gustaba la pija… y en especial la mía.
Yo no podía dejar de meter manos en sus cuerpos.
Ambas con las tetas al aire, acariciaba yo sus pechos, pellizcando levemente sus pezones que habían comenzado a endurecerse.
Se alternaban para chupar mi pene.

- Que rico, me lo quiero comer todo (dijo Sonia)
- Dame tu lechita, quiero tomarla toda (imploraba Anabel).
- Sigan chicas… sigan, que rico lo que hacen!! Chupen por favorrrrrrrrr!! Ayyyyy que bocotas lindas! Bebotas tómense la leche!!! (bramaba yo)

Yo volaba, deliraba caliente por sus cuerpos.
Las muy putas me estaban enloqueciendo, quería terminar en sus bocas… para empezar con la seguidilla de polvos que pretendía echarme.
Sus conchas húmedas me acercaban aún más al deseo de cogérmelas a ambas.
las vaginas hinchadas, deseosas de mi sexo, disfrutaban de mis caricias y lengüetazos sin restricciones.
Sus entrepiernas chorreantes deliraban por una penetración mía.
Deje que hicieran en mí, con la misma medida que ellas me permitían hacer con sus cuerpos.
Nos acariciábamos, nos besábamos, nos transmitíamos amor con alto voltaje erótico.
Besaba sus bocas, sus pechos, sus colas y sus rayitas.
Ellas mientras, se retorcían de placer como poseídas.
Pedían a gritos una cabalgata de las buenas, y yo esta presto a realizarla.

En la medida que podía, introducía también algún dedo en sus rayitas y culo indistintamente, para su delicia.
Fue entonces cuando Anabel se subió a mi pene, para volar hasta su primer orgasmo que estaba próximo al caer.
Sonia, creo, sintió un poquito de celos.
Estaba claro que entre ellas habían hablado algo, quizás de coger quien primero, y ese acuerdo se acababa de romper.
Entre mi delirio sexual, intente de proveerle placer, introduciendo mis dedos en su vagina y frotando su hinchado y mojado clítoris.
Sonia entonces se calmó un poco, y comenzó a besarme desenfrenadamente.
Mientras, dejaba caer dos dedos dentro del culo de Anabela, jugándole analmente.
Ana dio un pequeño gritito de dolor, producto de la penetración anal, que luego cambió por gemidos de placer.
Estaba gozando como perra.

- Chupale la concha y mis huevos

Le dije a Sonia, para darle más placer a Anabel y a mí.
Gozábamos a mano suelta, sin ningún tipo de restricción sexual.
Nos besábamos sin restricciones, cruzábamos lenguas y deseos sin permitirnos guardarnos nada.
Nuestros fluidos bucales, traspasaban cualquier barrera deseándonos aún más.
Al momento estaba amando a dos mujeres distintas.
Para delirio mío, Anabel cabalgaba sobre mi pija, y su amiga me daba placer bucal en mis testículos que estaban inflamados, hartos de la espera por eyacular.
No tarde de estar en la puerta de una descarga de semen, con lo cual retiré de sobre mi pija a Anabel e introduje mi pene en la boca de Sonia, en donde finalmente descargue todos mis fluidos seminales.
Sonia, succionaba tratando de no dejar caer ninguna gota de mi leche.
Se la tomo toda, como buena perra obediente.
Verla chupar me excitaba aún más.
La cosa no terminó.
Con la boca todavía sucia por mis jugos, se acercó a su amiga y empezaron a besarse e intercambiar leche de la boca.
Mientras, seguían masturbando mi pobre pene flácido debido a la reciente eyaculación.

- Dale bebota, seguí que me gusta. (le dije a Anabel, que me acariciaba el pene)
Tomo entonces la cabeza de mi chota y comenzó a masturbarla a modo de la clásica “paragüitas” (por arriba del hongo peneano).
Eso calentó nuevamente los motores… eso, y la escena lésbica que tenía ante mí, donde las chicas estaban de besos y caricias, deseosas de sexo.
Pronto la tome a Sonia por el brazo, la senté sobre mi pija y le dije que cabalgue hasta hacerme acabar.
La muy puta, deseosa de mi pija, lo hizo sin chistar, disfrutando a pleno en su propio orgasmo.
Mientras yo me deleitaba con sus enormes tetas de pezones riquísimos.
Mordisqueaba sus pezones, manoteaba su culo con suaves cachetadas y alternaba mis movimientos de entrada y salida de su vagina con caricias generosas para el culo de Anabel, que arrodillada en el sofá, chupaba los jugos que dejaba la concha de Sonia sobre mi pija en su subibaja constante.
Sonia acabó en una acabada universal. En sus espasmos, a modo de descargas eléctricas, sucumbía ante la necesidad mía de acabar.
Me tomé el atrevimiento de “finalizar” la faena en su interior.
Ella me permitió hacerlo, de la misma forma que más tarde Anabel me permitió hacerlo en el interior de su cola.

- Así que querés mi colita?

Contesto Anabel mientras se mordía el labio inferior, producto de la calentura que le dio verme entrar y salir del interior de Sonia.

- Es la mejor cola que ví, una perfecta Riff de colección. (dije excitado)
- Bueno disfruta mirándola (Dijo)
- Solo para mirar?? Qué lástima, porque quería hacerle mimitos… (respondí poniendo una mueca de triste)
- Bueeenoo… bebote!!! Contáme que pensaste para ella… qué mimitos para mi colita?
(me preguntó Anabel)
- Mejor te los muestro, es más fácil que contarlos (dije)

Acto seguido me incorporé, le pedí que se ponga en cuatro sobre el sofá, y con la colita bien parada, se la empecé a chupar abriéndola con las manos, jugando algunos dedos en su rayita, lubricándole bien el agujerito del orto.
A esta altura, Anabel gemía de placer. Estaba totalmente descontrolada y a mi merced.
Mientras de rodillas junto a mí, Sonia mamaba y masturbaba mi verga hasta volverla a poner dura como un fierro.
Que rica cola tiene Anabel!
Es de esas colas redonditas, bien formadas, fibrosas… demasiado rica para ser real.

- Aaaaaaah… siiiiiiiiiiiiiiii, segui… que rica pija tenes!!!!!
Rompeme el ortoooooooooo, siiiiiiiii!!!!! (imploraba deseosa Anabel)
- Tomaaaaaaa, tomaaaaaaaaa toda mi leche! Que rico culito me comiiiiii (dije extasiado)

Mientras descargaba en el interior, Sonia sacó mi pija del culo y la chupó, tomándose las últimas gotas de mi líquido.
Que rica puta es Sonia, que además frotaba mi pija contra sus enormes tetas haciendo mis delicias
Anabel gozó con mi miembro adentro, y me dio un placer enorme.
Se lo rompí, porque mi verga gorda era mucho para ese culito.
Me sentí el más macho de todos haciéndole el culo a esta belleza.
Le deje toda mi leche adentro de su culito, que luego dejo escapar un hilito de la misma leche al terminar.
- Aaaaaay, bebote… me mataste!
Que tremenda verga tenes! Como disfruté!
Qué rica pija!
- Toda para vos mi amor! Me encantó hacerte la cola. (respondí)
- Y mis chupetes? Te gustaron? (dijo celosa Sonia)
- Son los mejores… qué pedazo de melones tenes! Y que ricos pezones!
Dámelos un rato más, los quiero seguir disfrutando… estas re buena!! (alague a Sonia)
- Sonia quería invitarte porque estaba caliente con vos y me pidió que le haga pata en esta reunión, pero la verdad al conocerte, me gustaste también a mí, por eso terminamos como estamos ahora.
Sos jodón, simpático… muy cogedor, se nota j aja!! (expresó Anabel)
- Chicas las dos están riquísimas. No entiendo como nadie las cuida así. (dije galante)
- Aaaaayyyyyyyy mi viiiiiida, que rico que sos
(dijo Sonia alagda con mi cumplido, al unísono con Anabel).

Ambas me entregaron sus bocas para besarnos.
La fiesta tenía aire de continuar.
Leche en la cola, vagina, boca, hasta en las tetas… me dí todos los gustos y le hice los gustos a las chicas, que apresuradas confirmaban la necesidad que sentían por mi pija que las penetró toda la noche indistintamente.
Yo era el macho cabrío de la reunión y ellas mis hembras en celo.
Que rico es el sexo animal, tan carnal, sin necesidad de medirse ante el otro.
Cuando la sinceridad nos colma, hasta en este momento pierde sentido medirse.
Cuanto más podamos abrirnos al otro o a nuevas experiencias, más vamos a disfrutar.
Anabel y Sonia son dos chicas especiales… que supieron hacer de esta noche de fiesta, copas y lujuria una noche especial.

De la exquisita cogida en trío solo queda el dibujo de nuestros cuerpos sudorosos, y la cantidad de fluidos expulsados por nuestros cuerpos.

Mañana será otro día. Seguramente no dormiré nada y me presentaré en el trabajo con la misma cara de dormido de muchos otros días; es obvio que nadie sabrá el porqué de mis ojeras… ni el motivo de mi enorme sonrisa.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:15) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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