El Congreso había terminado dos días atrás y la gran mayoría de los asistentes al evento, ya se habían marchado. Quedaban ya muy poco repartidos en los hoteles. En el mío –que como recordarán era el hotel sede- ya sólo quedaban un pequeño grupo de alemanes, un par de sudamericanos, Carlos, Miguel, mi hermana y yo. Aquel día, anterior a nuestro regreso a México, decidimos ir las dos solas a caminar por La Habana. Volvimos al hotel alrededor de las 6 de la tarde para cenar temprano y hacer maletas. En la cena nos encontramos a Miguel y a Carlos y durante la cena comentamos diversas cosas, principalmente con respecto al Congreso. Al terminar la cena, ya nos despedíamos pues les comentamos que debíamos hacer maletas para el vuelo de regreso. Ellos nos dijeron que, ya que sería la última noche en Cuba, por qué no salíamos a bailar, a lo que tuvimos que negarnos, pues por un lado estábamos bastante cortas de dinero –en gran medida debido a los souvenirs- y por el otro, estábamos ya algo cansadas por las largas caminatas del día. Ante nuestra determinada negativa, nos propusieron tomarnos unas copas y jugar dominó cubano; un recuerdo que varios congresistas compramos. Por cierto, si no lo han jugado, se los recomiendo, es muy divertido. En fin, accedimos a la invitación ya que en efecto al día siguiente volveríamos a los mismos conocidos de siempre; saben a lo que me refiero, ¿verdad?
Subimos a la habitación, pero a la nuestra. (Es preferible que se vayan ellos y no una). Miguel y Carlos llegaron unos minutos después con el dominó y con una botella de Tequila. Cómo se me antojó en cuanto lo vi. En fin, nos sentamos a la mesa en la pequeña sala del cuarto y comenzamos a jugar y a beber. Normalmente tomo el tequila con refresco, pero ya que no había más que de limón, preferí tomarlo solo –igual que los demás-. Se me subió rápido, pues no bebo mucho que digamos, así que entre el calor de Cuba y mi temperatura cada vez más elevada, decidí abrirme un par de botones de la blusa, por lo que mi escote era ya muy evidente y mi bra, bastante visible. Bety, que llevaba minifalda, cada vez relajaba más sus piernas, por lo que asomaba eventualmente su panty blanca. No sé si ellos la veían, pues Bety estaba sentada frente a mí y ellos a nuestro lado, pero la verdad a mi me comenzó a inquietar la visión de la entrepierna de mi hermana. Para ponerle más emoción al juego, a Miguel se le ocurrió que cada vez que alguien pasara, tenía que tomarse un “muppet” –tequila con refresco de limón, en un shot tequilero y se toma de un jalón- lo que nos pareció buena idea. El objetivo era divertirnos lo más posible y yo colaboraría en todo para ello.
Luego de algunas rondas de “muppets”, Carlos comenzaba a hacer más evidentes sus coqueteos y toqueteos a Bety y Miguel, me metía mano cada vez que podía…se acercaba para decirme algo al oído y bajaba su mano de la cintura hasta mis nalgas, me agarraba la pierna por debajo de la mesa y las abría, me ponía la mano en su pierna y la movía a su paquete…en fin. Cuando el tequila estaba por acabarse, Miguel propuso, que por qué no en lugar de “muppets”, poníamos castigos…Uy eso sonaba aún más interesante, y ya estando bastante tomadas, accedimos sin reparo, sabiendo –desde hacía rato- hacía dónde se dirigía esta última velada en Cuba. El primer castigo, lo puso Carlos a Bety.
- A ver, veamos…
- Ahora es cuándo, Carlitos. Aprovéchate, viejo.
- Que te quites la blusa y te levantes la falda, haciendo un strip. –Yo le levanté las cejas a Bety, diciendo “¿cómo los ves?”
- Uy qué castigo…-ella se puso de pie y cumplió el castigo. Lentamente se abrió la blusa, botón por botón, se puso frente –casi encima- a Carlos, se quitó la blusa, se inclinó para dejar sus tetas frente a la boca de él, se dio la vuelta y moviendo la cadera su subió un poco la falda, hasta dejar ver la mitad de sus nalgas y su tanga. Carlos tenía ya un paquetote…Ahora Bety y yo, los calentaríamos a más no poder. El siguiente castigo, lo puse yo a Miguel.
- Quítale la falda a Bety, con los dientes, sin meter las manos. Le brillaron los ojitos al cabrón. Bety se levantó y Miguel se arrodilló frente a ella y con la boca le desabotonó la falda, le bajó el cierre –que está en las nalgas- y mientras la jalaba hacia abajo, le iba oliendo las nalgas, las piernas…seguro tenía una erección tremenda. Mientras a Carlos babeaba y su paquete crecía. Yo disimuladamente, me acariciaba la concha por encima de mi panty; me estaba mojando delicioso.
Cuando me tocó que me castigaran a mí, me tocaron tres seguidos; primero que le quitara con los dientes el pantalón a Miguel –ese me lo puso Miguel- precisamente. La verdad estuvo muuuy rico; su paquete era ya enorme, el muy cabrón no se paró, se quedó sentado en la silla, así que me puse de rodillas y con los dientes fui bajando el ziper de su pantalón, su rica verga crecía cada vez más y bombeaba…mmmmmm, cómo se me antojaba mamársela de una vez y como ya estaba peda, no sé cuántas veces le mordisqueé la verga. Luego con los labios y los dientes, abrí el botón del pantalón y casi sale disparado su palo. Se puso de pie y mientras le bajaba el pantalón, pude oler su sexo…mmmmmmmmm, qué delicia. Yo ya estaba calientísima. El segundo castigo, fue que sedujera a alguien bailándole, ellos creyeron que sería Miguel o Carlos, pero escogí a Bety. Quería calentarlos todavía más y como sé que a muchos hombres les calienta ver a dos mujeres en acción…pues. Bety, abrió los ojos como platos, la verdad la más sorprendida creo que fue ella. Bailé lo más cachondo que pude y me acercaba a ella sugerentemente, le respiraba en el cuello y en la oreja, y se los lamía también, bajé por sus tetas, oliéndolas, su cadera, pasé mi cara rozando sus panties…no sólo ellos, yo me estaba calentando, como yo misma no me lo esperaba. El tercer castigo, me lo puso Bety:
- Dale un beso a Miguel. –Me subí en él –yo ya estaba en ropa interior- me hinqué en el sillón y lo besé, mientras le pegaba mi cadera al pecho, para que sintiera mi conchita. A partir de ese momento, me olvidé del juego y sólo pensé en coger. Él me agarró las piernas y subió sus manos por detrás de mis piernas hasta las nalgas, me las apretujó delicioso…mmmmmmmm…
- Qué rico culo tienes, Tere.
- Es tuyo…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmm…
- Estás buenísima…mmmmmm….-me acarició la concha sobre la panty y yo me mojaba cada vez más. Mientras escuchaba cómo Bety y Carlos comenzaban a besarse y acariciarse. –Mmmmm…qué ricas tetas, Bety. De repente, Miguel hizo a un lado mi panty y me dedeó la panochita.
- ¡Ay cabrón! Qué rico, sí, méteme el dedo…-yo movía la cadera para que me dedeara más y más adentro, y le ponía mis tetas en la cara para que las lamiera y mordisqueara. Lámelas…mámame las tetas, cabrón, así, sigue, ay sí, sí. Él me daba una que otra nalgada.
Estaba realmente caliente, me sentía la más puta, sólo quería coger…-Bájate, quiero que me la mames, Tere. Obedecí, bajé embarrándole mi conchita húmeda en el pecho, en su paquete, en las piernas; me hinqué en el piso y le saqué la verga del boxer –casi se había salido sólo- y enseguida la lamí a todo lo largo, hasta llegar a los huevos, también los lamí y les di chupetes; eso le fascinó, según vi en su rostro. Yo estaba en una posición similar a la de perrito, pero con mis brazos en sus piernas, haciéndole una rica mamada; mmmmmmmmm…qué rica verga tienes…mmmmmmm…mmmmmmmmmm, ¿te gusta? Mmmmmmmmm…-Sí, síguele, putita, síguele, Tere, mámame la verga que lo haces de maravillas; Ah, qué rico lo mamas pinche Tere. De repente, sentí un leve roce en mis nalgas y una lengua que subía por ellas, por mi espalda…era deliciosa, cuando de pronto, siento un par de tetas en mi espalda, un par de pezones acariciando mi espalda y la lengua y la respiración, estaban ya en mi cuello…Bety, mi hermana me estaba lamiendo. En ese momento, fue una lluvia de pensamientos y sentimientos encontrados los que inundaron mi cabeza; sin embargo, el alcohol, la excitación del momento y el deseo de experimentar algo nuevo, hicieron que siguiera con la felación y dejándome cachondear por Bety, quien me susurró…-Qué ricas nalgas…-y me lamía la oreja.
-Qué par de hermanas…-dijo Miguel. Carlos se paró junto a Bety y ella se la comenzó a mamar, mientras pegaba su concha a mis nalgas. En ese momento, cómo se me antojó comerle la conchita. Ella movía su cadera como si me cogiera, yo respondí el movimiento.
-Míralas, Mike, se están cogiendo las cabronas.
-Uy, qué delicia…-sentí cómo Bety me empujaba levemente el hombro, así que cambiamos de lugar; rápidamente se puso delante de mí y comenzó a mamársela a Miguel y yo a Carlos, mientras le embarraba mi conchita a Bety y le daba una que otra nalgada, pero Carlos, a los pocos minutos se movió y dejé de cogerme a Bety. Seguí mamándole la verga y los huevos. Después me levantó, me sentó en una mueble, se hincó y empezó a lamerme la concha…mmmmmmm, qué rica lengua, papi, métela, méteme un dedo…ay así, así, chiquito, así. Me calentó con esa mamada delicioso el cabrón de Carlos. Cuando me dí cuenta, Bety estaba acostada en la cama, masturbándose mientras le seguía mamando a Miguel, que estaba hincado a lado de la cara de Bety. Mi primer orgasmo fue exquisito…-ay, ya casi, ya casi, síguele…ah…ah…ah…aaaaaaaahhhhhhhh….sí, sí, ay así, cabrón, así…-mmmmmmmmm…vente, preciosa, vente…mmmmmmmmmmm…sabes delicioso, Tere, mmmmm…
Me bajé y caminé hacia la cama moviendo lo más rico que pude las nalgas, me subí a la cama, me acerqué a Bety y comencé oler su panochita y lamerla poco a poco…qué rica concha tiene mi hermana. Nunca había probado una y no fue la última vez que lo hice. Le agarré las piernas y pegaba su cadera a mi cara, mientras, Carlos se acercó y me la metió por atrás de un solo empujón…-Te gusta, ¿verdad, putita? Que te cojan y mamar panocha, ¿verdad? Dime, ¿te gusta, verdad? –me día mientras me daba un par de nalgadas. Mmmmmmm…sí, sí me gusta, cabrón, cógeme mientras le mamo la concha a mi hermana, ándale métemela…mmmmmmmmmmmm…qué rica conchita, Bety…mmmmmmmmm…mmmmmmmmm…-Miguel se cambió de lugar y movió a Bety para cogérsela, ellos quedaron perpendiculares a nosotros, así que sólo me quedaba besarnos un poco. La verdad eso no se nos antojaba tanto, como saborear nuestros sexos o tetas. Miguel le abrió las piernas a Bety, se las puso en los brazos y comenzó a bombearla, mientras ella se agarraba las tetas; a mi, Carlos me la metía por detrás. Mi segundo orgasmo, vino poco después de que Carlos me metiera en dedo en el culo, por consejo de Miguel. Metía y sacaba su dedo pulgar de mi culo, mientras seguía bombeándome…-A-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a…sí, sí, sí….a-a-a-a-a-a-a-a-a-a…-creo que Bety se vino al mismo tiempo porque comenzó a gritar a jalar las cobijas en ese instante. Al acabar, Miguel y Carlos volvieron a cambiar. Carlos puso a Bety de perrito en la cama y Miguel se sentó en la cama para que lo cabalgara. Me entró hasta el fondo su verga…-Móntame, Tere, déjame chuparte las tetas…mmmmmmm…-Cógeme, cabrón, cógeme, quiero venirme otra vez…cógeme. Me agarró las nalgas y las abría, se mojaba los dedos en mi concha y me humedecía el culo; yo veía cómo Carlos se cogía a mi hermana y también jugaba con su culito. Miguel seguía metiéndomela y yo lo cabalgaba, movía la cadera adelanta y atrás y luego en círculos. –Te la quiero meter por el culo…-Métemela por donde quieras…entonces me acostó en la cama, me levantó sólo la cadera y mojó sus dedos en mi panochita, humedeció mi culo y lentamente fue metiéndomela…
-Ay, sí…qué rico culo, apretadito…
-Es tuyo, papito, ay, ay, ay, ay…despacito, así…-Poco a poco incrementó el bombeo, aunque sólo un poco…se sentía exquisito. Al poco tiempo, me dijo:
-Me voy a venir…
-Primero métemela en la concha otra vez. Así lo hizo y ahora sí aceleró el bombeo. Así papito, así…a-a-a-a-a-a-a-a-…sigue, sigue…-el tercer orgasmo estaba por llegar. Fue delicioso, pocas veces he sido multiorgásmica. Yo apretaba la concha para invitarlo a venirse y no lo resistió…
-Ayyyyy…qué rico aprietas pinche Tere; así, así…me vengo.
-Vente, vente, vente, cabrón. Mi orgasmo se extendió cuando sentí cómo llenaba la concha con su lechita y vi hacia mi lado derecho cómo Carlos estaba de pie y Bety se la mamaba…cuando los estaba viendo Carlos se venía en la boca de Bety y ella se masturbaba ligeramente.
Fue una cogida deliciosa y una magnífica despedida de Cuba. Aunque volví a ver eventualmente a Miguel y a Carlos, ya que ellos vivían en la Ciudad de México y por un tiempo iba relativamente seguido. Ya les contaré.
EL ESPOSO DE LETICIA ESTABA FUERA DE LA CIUDAD LO QUE APROVECHAMOS PARA FORNICARLA TODA AQUELLA NOCHE, LE DIMOS POR ELCULO BAÑANDOLE EL ROSTRO DE ESPERMA.
Relato erótico enviado por Anonymous el 28 de October de 2008 a las 00:14:11 - Relato porno leído 98143 veces