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Un día en la montaña - DBC

Relato enviado por : DBC el 20/09/2004. Lecturas: 7017

etiquetas relato Un día en la montaña - DBC .
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Resumen
Pues eso ...


Relato
UN DÍA EN LA MONTAÑA

Como el verano se estaba haciendo un poco largo, un día de principios de septiembre decidimos irnos de excursión a la montaña con los amigos. Concretamente habíamos pensado en subir a una montaña a la que yo ya había idoun par de veces, pero que mis amigos no habían visto aun. No és una subida difícil, se hace casi todo el rato por una buena senda, y sólo los últimos 100 metros hay que escalar un poco por las rocas antes de llegar arriba. Nada demasiado difícil, se puede hacer sin material ni nada, porque se trata simplemente de trepar por unas rocas, sólo que hay que ir con un poco con cuidado. Eso sí, hay una buena caminata hasta llegar allí arriba.

Al final eramos 11 para ir de excursión. Mis amigos, Jose, Manuel, Pablo, Alex y yo mismo, hacíamos cinco chicos. María José, Cristina, Marta, Natalia, Bea y Carmen sumaban las seis chicas. Todos eramos compañeros de facultad, excepto Carmen, algunos del pueblo (Pablo, Alex, Cristina y yo mismo), algunos de fuera.

Quedamos a las ocho, porque hay un buen trozo de coche hasta donde empieza la excursión. Pero, como es costumbre, hasta las ocho y media no apareció nadie.

Como eramos solo dos coches para once personas y no demasiado grandes, en la parte de detrás iban bastante apelotonados,e incluso Natalia se tuvo que sentar encima de Alex, porque si no no cabíamos todos. Mientras yo iba delante con uno de los coches (porque era el único que conocía el camino), Pablo me seguía en el otro.

Hacia las nueve y media ya casi habíamos llegado, pero como no era cuestión de empezar a subir con hambre, nos paramos a almorzar en un bar del pueblo que hay antes del lugar donde empieza la ascensión. Y, lo que pasa, entre pitos y flautas a las diez y media aun no nos habíamos movido del bar.

Cuando por fin conseguimos levantarnos, volvimos a coger los coches, hicimos un trozo por una carretera de tierra, y llegamos al lugar donde empieza el sendero, que está señalizado. Dejamos los coches a un lado del camino y empezamos la subida. Con la cerveza que habíamos tomado almorzando, íbamos de buen humor, pero el primer trozo es el más empinado, así que pronto empezamos a hablar menos, aunque siempre había algún comentario. Yo iba por delante, pero de vez en cuando me paraba a ayudar a subir a los demás en algún paso difícil, sobretodo a las chicas. Me cobre mi trabajo con algún "fortuito" sobeteo al culo de alguna de ellas, sobretodo al de Carmen, que era la que venía detrásde mi, y que no protestó.

Como se había hecho tarde, comenzaba a hacer bastante calor, y además algunos llevabamos pantalones largos para la escalada, así que empezamos a sudar la gota gorda. Cuando llegamos a una zona más despejada y con menos pendiente, yo me quité la camiseta y me quedé desnudo de cintura para arriba, y pronto poco a poco el resto de los chicos hicieron lo mismo. A las chicas les costó un poco más, pero después de algunas insinuaciones, Carmen fue la primera en quitarse la camiseta. Llevaba la parte de arriba de un bikini, que casi no podía contener sus estupendas tetas. También su hermana Bea y Maria Jose, una morena de pelo corto que pasaba por ser la más lista de la clase, hicieron lo mismo, mientras que Natalia, Cristina y Marta, a pesar del calor, aguantaban con toda su ropa.

Más adelante Marta, una rubia pequeñita pero bastante mona, que me gustaba mucho, también se decidió. Aunque no había venido preparada, se quitó también la camiseta de tirantes que llevaba, quedándose con el sujetador rojo (del mismo color que la camiseta). El calor continuó haciendo estragos, y un trozo más adelante también Cristina hizo lo mismo, mostrando sus estupendo par de cántaros. El panorama que se veía desde la altura a la que estábamos ya mpezaba a valer la pena, y el hecho de que fuéramos todos medio en pelotas con la excusa de la confianza y el calor hacía que la mañana pudiera considerarse magnífica.

Hicimos una paradita para contemplar el panorama. A Maria José se le marcaban los pezones como dos pitones a través del sujetador del bikini, igual que a Carmen. La verdad es que, aunque nadie dijera nada y aparentáramos normalidad, desde que las chicas habían empezado a quitarse ropa la temperatura parecía haber subido considerablemente.

Quedaba poco para llegar arriba y habíamos quedado que comeríamos en la cima, así que volvimos a ponernos en camino. Medio mirando donde poníamos los pies, y medio mirando de reojo lo ligeras de ropa que iban ya las chicas, seguimos subiendo por la senda, hasta que llegamos a la zona de rocas donde se acaba la senda que habíamos seguido hasta entonces, y empezamos a trepar por las rocas. Yo iba delante, detrás de mi venía ahora Maria José, y ya más atrás el resto. No es que la subida por las rocas sea difícil, pero al final nos desperdigamos un poco y llegamos arriba bastantes separados unos de otros.

Y al llegar arriba, nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Concretamente, había un chico, con los pantalones bajados, y con una chica rubia arrodillada delante de él y chupándole la polla. Debimos llegar justo en el momento en que se corría, porque en ese momento sacó la polla de la boca de la rubia y al vernos empezó a subirse los pantalones, aunque ya María José y yo mismo, que eramos los primeros en llegar arriba, lo habíamos visto todo perfectamente. La rubia se tragó la leche que le habían soltado y se levantó, mientras, el chaval acababa de ponerse los pantalones antes de que vinieran los otros. Nosotros nos limitamos a no estarnos quietos y no decir nada. Cuando estuvieron más o menos presentables, avanzamos y nos encontramos con ellos.

Cuando llegaron los demás entablamos conversación con ellos. Él se llamaba Luis y era de un pueblo vecino. Ella era una alemana que estaba por allí de vacaciones. Era evidente que el tio se la había llevado a la montaña como quien se la lleva al huerto, buscando algo de intimidad para cepillársela...y lo había conseguido, hasta que les habíamos interrumpido.

Después de contemplar el panorama que se veía desde la cima (se podía ver toda la comarca) nos volvimos a poner las camisetas, porque aunque allí arriba no hacía ni mucho menos frio, al haber dejado de movernos y todos sudados podíamos coger un resfriado. Les preguntamos a Luis y a la su pareja si habían comido ya (no se si la alemana captó el doble sentido) y como nos contestaron que no, les propusimos que comieran con nosotros.

Mientras sacábamos los bocadillos y las bebidas que habíamos traido, creo que todos le echamos una mirada más atenta a la alemana. Era muy rubia, algo pecosa, y se ve que de tanto tomar el sol Mediterráneo se había puesto un poco roja, pero era bastante guapa. Se llamaba Silke, nos dijo, y llevaba unos pantalones vaqueros recortados que sobretodo le remarcaban el culete, y una camiseta blanca de tirantes relativamente ajustada, que dejaba entrever un buen par de pechos. Era evidente que no llevaba sujetador, y como la camiseta era bastante escotada cuando se inclinaba se le podían ver todas las tetas, algo que no parecía importarle demasiado. Hablaba bastante decentemente español, aunque no con soltura.

Allí arriba, una vez pasada la zona de rocas que habíamos subido, hay una pequeña explanada, alternando zonas de hierba con algunas rocas. No es que fuera muy ancha, pero si lo suficiente para que pudieramos estar todos cómodamente allí arriba. Sacamos los bocadillos y pusimos una toalla grande en el suelo para ir dejando las cosas. Aun a riesgo de cargar con ellas toda la subida, habíamos traido también algunas botellas de alcohol, unas cervezas para la comida (que básicamente se bebió la alemana) y luego un par de botellas de whisky con coca-cola para después de comer, así que cuando se hicieron las tres ya estábamos todos bastante contentos. Poco a poco la hora y la bebida fueron haciendo efecto, la conversación se fue acabando y no era cuestión de bajar medio bebidos, así que nos tumbamos, dispuestos básicamente a no hacer nada. Algunas chicas se volvieron a quitar las camisetas y se pusieron a tomar el sol. Carmen se quitó también los pantalones y se tumbó en bikini encima de una piedra plana que había por allí, con las gafas de sol puestas. Cristina y Marta se quitaron también las camisetas y se quedaron con los sujetadores, rojo como he dicho, el de Marta y blanco el de Cristina, pusieron cada una una toalla y se tumbaron en una zona de hierba a tomar el sol. Mientras tanto Alex, Bea, Maria José y yo mismo habíamos montado una improvisada partida de cartas, sentados en el suelo, y Natalia se había puesto a la sombra a leer un libro que había traido.

El chaval que habíamos conocido se había quedado totalmente dormido, tirado en el suelo, así que la alemana se quedó un poco sola. Se fue a otra roca un poco apartada y se puso a tomar el sol. Solo que, como tenía menos prejuicios que las españolas (o por lo menos, que nuestras compañeras), se quedó con las tetas al aire, solo con los pantaloncitos vaqueros.. Cuando lo hizo, todos, chicos y chicas, le echamos una mirada, pero nadie dijo nada.

Así estuvimos como una media hora jugando a cartas hasta que la alemana, de la que casi nos habíamos olvidado, se cansó de tomar el sol y se acercó a ver como jugábamos. Tanto Alex como yo (y seguro que Bea y María José también) le echamos un vistazo a sus tetas, y luego le explicamos más o menos el juego al que estábamos jugando. Se quedó callada, nos miró a Alex y a mi, que nos habíamos quitado la camiseta, y luego, dirigiéndose a Bea y a Maria José, que se habían quitado la camiseta, pero no la parte de arriba del bikini, les dijo:

-¿Vosotras no haceis top-less?

Las dos se quedaron un poco paradas, y Maria José empezó a contestar...

-No, es que nosotras no...

-¿Por qué no?-la interrumpió Bea, sin dejarla acabar- eso es natural

Se levantó y se quitó la parte de arriba del bikini. Luego animó a María José a que hiciera lo mismo.

-Venga, no te hagas la estrecha, que hay confianza.

Nosotros la miramos, sin atrevernos a pedírselo de palabra, pero era evidente que estábamos a favor. María José tampoco se hizo demasiado de rogar. Se llevó las manos a la espalda, se desabrochó el sujetador y se lo quitó, dejándolo a un lado. Las tetas de María José eran un poco más grandes que las de Bea, aunque más pequeñas que las de la alemana, pero todas estaban muy bien.

Carmen, desde la piedra donde estaba, se dio cuenta del despelote general y nos dijo: "Vaya, parece que hace calor." Se echó las manos a la espalda, deshizo el nudo del bikini y se quedó también con las peras al aire .

Las tetas de Carmen eran las mejores: grandes (una 95 o una 100, calculo yo), morenas y firmes. Ella lo sabía y presumía de ellas. Alex se quedó mirándolas, y Pablo y Manuel, que hasta entonces habían estado medio dormidos, también les echaron el ojo. La alemana, ya con confianza, se puso de pie y se quitó también el pantalón vaquero corto que llevaba, quedándose solo con la parte de debajo de un bikini, que era casi un tanga, por lo pequeño que era. Estaba bien buena, y cuanta menos ropa llevaba mejor estaba. Entonces fue cuando por detrás vino el chaval que habíamos conocido allí y se abrazó a su alemana por detrás, cogiéndola por la cintura y dándole un mordisquito en el cuello, mientras una mano se le iba a coger una de las tetas de Silke. Como iba solo con un bañador, se le veía una erección bastante evidente. Era evidente que tenía ganas de marcha, así que fue él quien dijo:

-¿Oye, porque no nos montamos una fiestecita, ya que estamos solos aquí arriba?

Carmen, que se había levantado de su piedra, se había quitado las gafas de sol y se había acercado a donde estábamos, fue la primera en decir "yo me apunto", y Alex fue quien puso las reglas del juego:

-Quien no quiera participar, que se baje. Quien quiera, que se quede.

De momento, nadie hizo intención de bajarse.

Carmen se acercó al forastero, lo separó de su alemana y le dio un morreo de campeonato. Yo aproveché que estaba sentado en el suelo, al lado de la alemana, que se había quedado de pie, para coger los laterales del tanga y bajárselo hasta los pies. Ella se dejó, levantó primero un pie y luego el otro y le quité completamente el tanga, dejándola totalmente desnuda y sin vuelta atrás. Miré hacia arriba. Tenia el coño casi rasurado, con solo una pequeña mata de pelo rubio.

Como su chico se había ido con el producto nacional y estaba muy ocupado de momento chupando las morenas tetas de Carmen, la alemana se olvidó de él y se hizo "amiga" nuestra. Todavía con su tanga en la mano, me puse de pie y empecé a besarla, a lo que ella respondió con su jugando con su lengua con la mia. Besaba muy bien, se ve que tenía práctica.

Mientras tanto, Alex se había arrimado a María José y la estaba empezando a besar en la boca. Ella no aun no parecía aun demasiado convencida, pero se dejaba hacer, y Alex aprovechaba para meterle mano a las tetas con una de sus manos. Mientras, Bea dejaba las cartas que tenía en la mano y se arrastraba hacía donde yo estaba, algo que noté cuando la vi arrodillada a mi lado y vi como con su mano empezaba a desabrocharme el pantalón, sacándome el pene al aire, ya con una buena semi-erección. Luego, no perdió el tiempo y mientras seguía besando a la rubia alemana, empezó a chupármela.

Un poco más allá Carmen estaba de arrodillada haciendo lo mismo con la polla de su nueva pareja. Al chaval ya era la segunda vez que se la chupaban el mismo día, el muy cabrón, primero la alemana y luego Carmen, y no paraba de decir:

"ESO ES, CHUPAMELA, CHUPAMELA, CHUPAMELA ASÍ,...... AAHHH, AHHHH, ....CHUPAMELA....

Como si Carmen necesitara que se lo dijeran tantas veces para comérsela como un polo. Mientras tanto Alex había convencido ya definitivamente a Maria José, la tenía abierta de piernas y le estaba haciendo una comida de coño en toda regla, a la que María José sólo podía responder con rítmicos "aaggghh...aaaggghhh...aaaggghhh" de gusto. Natalia en cambio había optado por el elemento exótico y se iba a hacerle compañía a Carmen con el forastero. El tio se estaba poniendo las botas, había levantado a Carmen, la había puesto las manos apoyadas sobre una gran roca y el culo en pompa y se la había metido por detrás, hasta los huevos. Natalia llegó donde él estaba, se acabó de desnudar y ya completamente en pelotas, se acercó al forastero. Este la obligó a ponerse al lado de Carmen, en la misma posición, se la sacó a Carmen, dio un pasito al lado y se la metió a Natalia. El cabrón seguía dándose un homenaje a costa de nuestras compañeras y amigas, y ahora también Marta, se había ido con para allá Aun estaba medio vestida, así que por ahora se limitó a morrearlo, mientras él continuaba follándose a Natalia. Luego, la puso también con el culo en pompa, se la sacó a Natalia y se la metió a ella. Ya era la tercera consecutiva se la endiñaba en pocos minutos.

Como el tio estaba pasándose por la piedra a la mitad de mis compañeras de clase, decidí que lo menos que podía hacer era tirarme yo a su alemana. Saqué mi verga de la boca de Bea y decidí hacer lo mismo con Silke. Hice que apoyara las manos sobre otra piedra y también se la endiñé por detrás hasta el fondo. Empecé a follarmela y ella empezó a gozar de tener una buena polla bien metida.

Luis seguía follándose a Marta, mientras Natalia era la que ahora lo acariciaba y lo besaba, aspirando a recuperar su sitio y que la volvieran a follar.

Carmen, viendo que aquellas dos lobas se había echado encima del forastero, ya lo había dejado y estaba otra vez en el suelo de rodillas, chupándosela por turnos a Pablo y a Manuel, que pobrecitos, habían quedado un poco fuera de juego hasta entonces. Pero Carmen se estaba ocupando de ellos estupendamente, disfrutando de dos pollas para ella sola.

El que estaba completamente fuera de juego era Juan, que estaba desnudo y empalmado y sin saber donde meterla. Afortunadamente, Bea, que había quedado huérfana de mi polla al irme yo con la alemana, se ocupó del tema. Se tumbó abierta de piernas en la toalla que habíamos utilizado para jugar a cartas y le dijo a Juan que se la metiera. En un milisegundo más o menos, Juan estaba encima de Bea, follandosela toda. Juan no es un chico que tenga demasiado éxito con las chicas...para decirlo todo, es feo de cojones, pero aprovechó aquella oportunidad única para follar todo lo que no había follado antes. Y debía de tener una buena polla, porque Bea gritaba de placer como loca....

Alex, mientras tanto, había acabado de comerle el coño a María José, la había puesto a cuatro patas, la había ensartado con su polla y se la estaba follando a gusto a lo perro allí en medio del monte.

Mientras tanto el forastero y yo parecíamos enfrascados en una competición. Los dos estábamos follando en la misma posición. Él había vuelto a cambiar y estaba metiéndosela ahora a Natalia de nuevo, y yo seguía metiendole la polla a la alemana que él se había traído. Se oía el ruidito de las carnes al chocar contra la trasera de las chicas, y yo de vez en cuando, me inclinaba hacía adelante y me quedaba un momento parado, con la tranca metida hasta los huevos en el coño de Silke, para que ella la notara bien dentro, y aprovechaba esa posición para cogerle las tetas, sobándoselas bien. En una de estas me pareció que decía algo, pero por razones evidentes la chavala no vocalizaba bien y no lo entendí. Volví al mete-saca, pero la alemana insistía. Volvió a decirlo un par de veces y entonces si que lo entendí, con acento y todo...

-Por el culo, por el culo...

Ahora sí que era evidente lo que quería, y me dispuse a darselo. La preparé un poco metiéndole un dedito en el culo para dilatárselo, y luego cambié mi polla de agujero y se la endiñé por el culo. Era evidente que la chica no era virgen por ahí, porque mi polla entró con relativa facilidad. Así que empecé a encular salvajemente Silke. A la alemana le gustaba que le dieran por ahí, porque no paraba de gemir, y de decir cosas en su idioma mientras yo le metía la polla dura como una estaca por todo el culo, lo cual debió de inspirar a mi vecino, porque al cabo de poco empezó a metersela también por el culo a Natalia, que evidentemente no estaba tan predispuesta como mi fogosa alemana, porque se puso a chillar "SACAMELA, SACAMELA DEL CULO, CABRÓN, QUE ME VAS A MATAR...!!!". Pero, el tio, ni caso, siguió sodomizandola a lo bestia, hasta que la buena de Natalia se resignó a ser ensartada también por su puerta trasera.

Mientras tanto, Alex, que había acabado con Maria José, se había puesto a la faena con Marta, que había estado como absorta viendo comoe enculaban a Natalia. Alex la cogió y la puso en la misma posición que a Natalia y a Silke, con las manos apoyadas en una roca y el culo hacia fuera, pero fue más moderado y se la metió sólo por el coño, respetando su culo...por el momento. El culo de Marta tampoco acabaría virgen la tarde.

Mientras tanto, a mi lado Carmen seguía ocupándose de Pablo y de Manuel, pero esta vez estaba en el suelo a cuatro patas, recibiendo las embestidas de Pablo, que se la follaba por detrás mientras Manuel le ponía la polla en la bocacon la boca para que se la chupara. De reojo pude ver como María José, de rodillas, le estaba haciendo un dedo a Cristinita, que hasta entonces no había participado en la orgía, pero que ahora estaba sentada abierta de piernas, dejándose hacer..

Entre todo esto, poco a poco nos fuimos corriendo todos los tios. Primero acabó Luis en el culo de Natalia, que pareció aliviada cuando le sacó la verga de su trasero. Luis se quedó allí, jadeando por el esfuerzo. Después Manuel se corrió en toda la cara de Carmen, tal como ella le había pedido, y casi en seguida Pablo le sacó la polla, se puso de pie y también se le corrió en la cara. Juan y Bea, que habían estado follando como conejos, también habían acabado, así que quedamos Alex con con Marta y yo con la alemana como únicas parejas. Tampoco tardaríamos mucho en corrernos así que parecía que iba a haber un pequeño descanso.

Pero cuando yo me corrí por fin en el culo de Silke, el cabrón de Luis había conseguido ya que Bea, de rodillas, le estuviera comiendo la polla lentamente. No se como lo hacía, pero tenía una gran facilidad para conseguir que nuestras compañeras de clase se la chuparan, o se dejaran follar....y hasta sodomizar. Sin dejar de meter y sacar la polla en la boca de Beatriz, nos dijo...

-Oye, podríamos organizarnos, o algo...aquí hay tias a las que todavía no me he follado...

No sabíamos exactamente a que se refería cuando hablaba de organizarse, pero Carmen concretó.

-Podíamos ponernos todas las tias tal como estaban Natalia y Silke, apoyadas todas en fila en las rocas, y los tios podriais ir pasando, rotando como en el volleybol, y follándonos por detrás. Así todos follaremos con todos...

Predicando con el ejemplo, cogió a Marta y a Cristina, que no parecían haberlo entendido muy bien, y las puso apoyadas en las rocas, más o menos en paralelo y con el culo hacia fuera. Las otras chicas lo cogieron en seguida y se pusieron en sus sitios, así que pronto tuvimos una fila de tias con el culo en pompa, que incluía, de izquierda a derecha, a Marta, a Cristina, a María José, a Silke, a Bea, a Natalia y a la propia Carmen, que era la última de la fila. Mientras ellas se colocaban, los tios nos pajeabamos para ponernos de nuevo a tono, y cuando estuvieron listas nos repartimos las posiciones. Yo me puse en el segundo lugar, detrás del coño de mia amiga Cristina. A mi lado, Manuel se puso con Marta, y al otro lado, a la derecha, Luis se puso con Maria José, Juan con Silke, Alex con Bea y Pablo con Natalia. Como había una chica más que chicos, Carmen por ahora quedó libre, esperando su turno.

Sin que nadie dijera nada, metimos las pollas y empezamos a follarnos cada uno a la pareja que le había tocado. Y también sin que nadie dijera nada, al cabo de un minuto, cambiamos y pasamos a follarnos a la chica de al lado, a la que teníamos a la derecha. Así fui pasando y follándome sucesivamente los coñitos de María José, el de Silke, el de Bea y el de Natalia hasta llegar al de Carmen, al final de la fila. Me hubiera quedado allí un rato, porque follarse a Carmen era una gozada, pero seguía la rotación. Así que volví al principio de la fila, a metersela a Marta.

Como me di cuenta de que para algunas también valía meterla por el culo (Alex había enculado a Natalia, y cuando llegué a Carmen el cabrón de Luis ya se la había había metido por ahí), cuando llegué a Marta decidí hacer una tira completa por el culo todas las que se dejaran. Marta ya no sabía ni donde estaba, de tantas pollas que se la habían follado (a esas alturas, todos menos yo se la habían metido), así que se dejó hacer lo que quise. Y así, fui enculando a Marta, a Silke, a Bea y, por supuesto, a Carmen, a la que le tenía unas ganas tremendas. María José y Cristina no se dejaron, y Natalia me dijo que mejor lo dejábamos para otro día, que por hoy ya había tenido bastante por ahí..

Las chicas parecían pasarlo en grande, yo creo que a veces no sabían ni quien se las estaba follando, quien les había metido la polla, pero seguían gimiendo como locas y cambiando de polla cada dos por tres. Dicen que en la variedad está el gusto, y ellas se estaban metiendo pollas para todos los gustos y por todos los sitios. No voy a tener el mal gusto de comparar los tamaños, pero mi polla fue de las que más éxito tuvo, porque aunque no es especialmente larga, es bastante gorda, y eso a algunas de las chicas parecía gustarles mucho. Pronto aquello se convirtió en un caos de gritos

¡DAME POR EL CULO...POR EL CULO NOOOOOO...ME CORROOOOO...TE VAS A ENTERAR..METEMELAAAA...SACAMELAAAA...QUE BUENA ESTAS...ME ENCANTA TU POLLAAA...ESO ES DAME MÁS....!!!!!!!!

Etcétera etcétera, etcétera.... en fin, cosas así. Poco a poco algunos fueron abandonando, agotados a medida que las corridas se sucedían. Al final nos quedamos con Carmen, Bea , Maria Jose y Natalia, por parte de las chicas, y Alex, Manuel y yo por los chicos, así que nos pudimos alargar un poco más con cada una de ellas. Al final, Manuel, María José, Bea y Natalia se retiraron y Carmen nos acabó a mi y a Alex con su boca, dejándonos que nos corrieramos en su cara, lo que según parece le gustaba (y a nosotros también).

El resto se habían quedado por allí mirando como acabábamos. Pude ver como Luís y Pablo se pajeaban, intentando volver a ponersela tiesa mientras miraban como la gran Carmen nos las chupaba. Cuando acabamos, nos quedamos mirando, como preguntándonos si aun había algo más. Carmen, que parecía insaciable, preguntó

-¿Qué? ¿Ya hemos acabado?

Fui yo quien, con orgullo viril (que obliga a follar mientras se pueda hasta reventar) le contesté.

-Por mi no, pero necesitaríamos que nos las chuparais para recuperarnos.

-Eso esta hecho, ¿verdad chicas?

Nadie contestó que ni que sí ni que no, pero poco a poco quedamos cada oveja con su pareja y las chicas se pusieron una por una a hacernos mamadas. Si no recuerdo mal, Marta se la hizo a Luis, Maria Jose otra vez se la chupó a Alex, Silke a Manuel, Natalia a Juan y Bea a Pablo. Yo me quedé con Carmen. Cristina dijo que no le gustaba mucho chupar pollas y se libró.

Y allí estábamos, en la cima de una montaña, con seis chicas jóvenes arrodilladas y haciendo mamadas a tutiplén. Lástima que nadie hiciera una foto de eso.

Con toda la matraca que llevábamos, las mamadas fueron lentas y trabajosas. Algunos tenían dificultades para ponerse en marcha, a pesar de los esfuerzos de todas las chicas, pero cada uno iba a lo suyo. Carmen se metía mi polla hasta que le llegaba a la garganta, y luego la sacaba, chupándola como un polo de fresa, pasando sus labios y saboreando todo lo larga que era mi verga. Y luego aumentaba el ritmo, moviendo su cabeza adelante y atrás a toda velocidad. Eso es lo que recuerdo....

Era evidente que me la chupaba de maravilla, pero cuando llevaba unos minutos le dije que si me podía hacer una cubana, y ella dijo que sí, así que se tumbó sobre una de las toallas, apretándose las tetas con las manos tentadoramente. Puse mi polla, a la que Carmen le había hecho un traje de saliva, en su canalillo y ella cerró sus tetas sobre mi miembro, formando un canal por el que mi polla iba y venía, calentita y enterrada entre sus globos, bien lubricados por todo su sudor. No me lo podía creer, me estaba follando las tetas de Carmen, después de habermela follado por la boca, por el coño, por el culo...ya no me quedaba nada por probar de aquella chica...bueno sí, repetirlo todo otra vez.

Al final me corrí encima de Carmen, cubriendo su cara de leche por tercera vez en la tarde. Ese día no iba a necesitar crema facial. Mientras me corría en su cara, delante de mi Alex y Manuel se estaban turnando en darle por el culo por última vez a la alemana, a lo que Silke respondía con sus característicos gemidos en aleman. Y Juan aprovechaba a tope su gran oportunidad, follandose como podía a Natalia, que ponía ya cara de cansada, pero que aceptaba gustosa esta ración extra de sexo. Los demás parecían haber acabado. Así que cuando todos estuvimos follados y contentos, empezamos a vestirnos. Las chicas recogieron los bikinis, que habían quedado desperdigados por ahí, y poco a poco fuimos encontrando toda la ropa.

Comenzamos a bajar. Carmen me comentaba que nunca se había metido tantas pollas como ese día, Natalia que no podría sentarse en una semana y Juan lo contento que estaba de todo aquello. Cuando llegamos a un riachuelo aprovechamos para lavarnos un poco, sobretodo ellas, porque en muchos casos les había caido una buena cantidad de leche encima y arriba no teníamos ningún líquido para limpiarnos, y alguna había comentado bajando que se sentía toda pringosa. Luego llegamos a donde estaban aparcados los coches. Nos despedimos de Luis y de Silke y volvimos a casa, cansados, pero bien follados...y bien folladas, y más amigos que nunca. Como debe ser.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:37) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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