Un inesperado trío… ( CON fotos)

Así que mientras él se la pasaba todo el día realizando una tediosa auditoría, yo me la pasaba disfrutando de mis cortas vacaciones, conociendo el Viejo San Juan, al igual que una que otra excursión, auspiciada por el hotel donde nos alojábamos. Así que desde el primer día, comencé a conocer a uno que otro hombre interesado en mí. Y no es que yo sea una Santa, pero la verdad las veces que le he sido infiel a Felipe, ha sido por despecho. O mejor dicho por estar molesta con él, por alguna tontería. Pero en esos momentos, como la estábamos pasando muy bien, no se me antojaba castigarlo. Claro que las veces que lo he castigado, él no se ha enterado. Bueno esa mañana regresaba de dar un corto paseo por la playa, cuando al pasar frente a unas de las cabañas del hotel, justo sus dos ocupantes iban entrando. De haber sido otras personas, ni atención les hubiera puesto, pero se trataba de un par de fornidos hombres negros, a los que me les quedé viendo. Ya habían casi terminado de entrar a la cabaña, cuando uno de ellos, se dio cuenta de cómo, consumida por la curiosidad, yo los observaba. Y de inmediato me saludó, buscando mantener una agradable conversación. Aunque su español era muy malo, mi dominio del idioma ingles es aceptable. Así que en cosa de pocos minutos, les conté mi situación, mientras que ellos dos, según me dijo Patrick, estaban tomando unos cursos y talleres sobre turismo. Fue cuando al poco rato se nos unió, Miquel. Y tras presentarme a su compañero, Patrick me invitó a entrar a su cabaña. En la que comenzamos a charlar de todo un poco, hasta que yo comencé a tocar el tema del sexo. Ya les dije no soy una Santa, y una de mis más locas fantasías, era la de acostarme con un hombre negro. Y en esos momentos, la sola idea de llegar a mantener una relación con esos dos hombres, me calentó la sangre de una manera, que no tienen idea. Al fin y al cabo Felipe, no lo volvería a ver hasta quien sabe a qué hora de la noche que regrese cansado, y deseoso de acostarse a dormir. Lo primero que les pregunté, que si era cierto que lo que más le gustaba a un negro, era acostase con una mujer blanca. La verdad es que mi pregunta les causó mucha gracia, y sin dejar de reírse Patrick, me la respondió diciendo. Eso es tan cierto, como que las mujeres blancas gustan de acostarse con un hombre negro. En ese momento la que casi me meo de la risa fui yo, ya que en medio de todo, esa es una de mis fantasías sexuales, más recurrentes. Miquel que no había abierto la boca, durante toda la conversación, me dijo. Que te parece si lo comprobamos. Yo la verdad es que no esperaba un ataque tan directo, y por aquello de no perder el tiempo, sonriendo le respondí que sí, pero con una sola condición. Que fuera con los dos al mismo tiempo. Tanto Miquel como Patrick, se quedaron viendo por unos segundos, y finalmente riéndose ambos me respondieron que sí. Por lo que yo poniéndome de pie, comencé por ir quitándome la ropa, con la ayuda de los dos. Hasta que me dejaron totalmente desnuda, a medida que me fueron acariciando, y besando por todo mi cuerpo. Casi de inmediato ellos dos comenzaron a desvestirse, y fue cuando me he llevado menuda sorpresa, al ver el enorme miembro de Patrick, pero más sorprendida quedé al ver, el largo y grueso miembro de Miquel. Yo la verdad es que no me esperaba algo así. Ya que el miembro de Patrick, era mucho más grande y grueso que el de mí marido Felipe. Y el de Miquel, a su vez era mucho más grande, y grueso que el Patrick. Yo aún algo sorprendida, estuve a punto de salir corriendo de esa cabaña. Pero la alegre sonrisa de Patrick, evitó que así lo hiciera, ya en ese momento la morbosa curiosidad pudo más que el sentido común. Por lo que mientras le comencé a mamar su miembro a Patrick, Miquel sin perder tiempo ha dirigido su enorme miembro dentro de mi depilado coño. Y para mi mayor sorpresa y satisfacción, pude ver cómo mi coño se fue tragando aquella enorme verga. Yo no pensé que algo así me fuera a suceder alguna vez, pero a medida que Miquel seguía enterrándome todo su duro miembro, yo no dejaba de mamar como loca la verga de Patrick. En mi vida había disfrutado tanto del sexo como en esos momentos, disfruté de tanto placer, al sentir como una y otra vez sus miembros se deslizaban sabrosamente dentro de mí coño, que disfruté de múltiples orgasmos. Cosa que en mi vida me había sucedido, por lo menos con mi esposo. Ese día, la verdad es que entré a su cabaña, cerca de las diez de la mañana, y cuando salí, ya había comenzado a oscurecer. Patrick por su parte, no tan solo le mame su verga, sino que también me dio por el culo. Cosa que no deje que Miquel me hiciera, por lo descomunal del tamaño de su verga. Pero en lugar de eso, si se la estuve mama que mama, por un buen rato. Cuando salí de la cabaña, y regresé a la habitación, de inmediato me di una buena ducha. Y no había terminado de bañarme, cuando regresó Felipe, yo por no dejar, me le insinué, pero casi de inmediato, después de que se duchó, cayó como un tronco. Los siguientes días, seguí disfrutando de la compañía de Miquel, y Patrick, sin que mi querido esposo, llegase a sospechar nadar.