Una noche de sexo con adolescentes

El relato que les contaré sucedió este verano en el balneario Solymar de Uruguay; junto con mi pareja, Marixa, nos fuimos a pasar unos días a su casa de veraneo. Resulta quede irnos solos a pasar solos, cuando la pasé a buscar en mi auto me encuentro con que su hija Mariana así como una amiga de esta, Natalia, iban a ir a pasarla con nosotros.
Todo transcurría normalmente en la casa, cuando de repente un llamado en el celular de Marixa, le pide si esa noche mismo no podía trasladarse a Montevideo a cubrir un turno ya que había faltante de personal, ella es enfermera. Le dije que me venía con ella a lo que se negó: “no mi amor, que vas a venir, yo voy sola, además me quedaría más tranquila si te quedás con las chiquilinas. Fue lo mejor, a posteriori, que pude haber hecho.
Natalia y Mariana, eran dos chicas de 17 años cada una, muy bien formadas, mas voluptuosa Naty, cola grande y tetas bien formadas, mientras que Marianita (como yo le decía) era mas menudita pero con sus curvas también deliciosas. Esa noche las chicas decidieron no salir, querían pasar “tranqui” la noche. Yo notaba algo raro en el ambiente ya que ambas estaban demasiado cariñosas entre ellas, se embromaban con juegos de manos, se decían de todo sin cuidar su léxico. De pronto Mariana se va a bañar y me quedo con Naty que ya bañada se había puesto una musculosa que apenas cubría sus lindos pechos y una minifalda con volados que ante el menor movimiento de piernas dejaba ver su tanguita fucsia. Yo leía tranquilo, ella se sentó en el sillón frente mio, a lo que enseguida perturbó mi lectura, ya que no podía sacar mi vista de sus piernas. Apareció Mariana, quién vestida con un vestidito de algodón semitransparente le recriminó: “y cagona, no te dio para hablar con Martín”. Al preguntar que era lo que me tenían que decir me sorprendieron al decirme, “ayer cuando volvíamos del baile, te vimos con Mari teniendo sexo y no pudimos contener la tentación de quedarnos en la ventana viendo tu pija y como te la chupaba, la verdad no pude evitar meterme el dedo para sacarme la calentura, queremos ver si te animás a sacarla para verla”, mi pene ya estaba duro de más, así que no lo dudé y baje mi pantalón invitándolas a que lo tocasen si querían. Mariana no lo dudó y sin mas despojándose de su vestido, se arrodilló sobre el sillón y sin más comenzó a acariciar con sus dedos la punta de mi miembro, Natalia en tanto espero la reacción de su amiga y tras esbozar una sonrisa cómplice dijo: “hay mi vida, que rica pija, mas que tocarla te la voy a comer todita”, a lo cual en la misma posición que su compinche empezó a lamer mis testículos son ganas. Tenía a las dos pendejas hincadas en el sillón una con mis huevos en su boca, lamiéndolos sin cesar mientras la otra había comenzado a mamármela lentamente, mientras yo dejaba que mis dedos se perdiesen en sus respectivas conchitas húmedas.
“A quien me cojo primero?” pregunté, a lo que Natalia contestó primera. Me tiré sobre la alfombra, Marianita me entregó la rosada concha para que se la lamiese a gusto mientras la otra perrita en celo había comenzado a jinetearme la pija sin parar. Su zanja era estrecha pero a la vez con la humedad que desprendía dejaba que mi lengua se deslizase aun mejor mientras mis dedos se metían en lo mas profundo de su orificio anal. “Mmmm, que rico Martín, pensé que ibas a decir que no, pero ya veo que te gustan más las pendejas putitas que las veteranas, nunca me habían chupado la concha como vos ahora” decía Mariana, mientras dejaba que su amiga le chupase las tetitas o se comían la boca mutuamente. Cuando fui a acabar, saqué la pija de la concha de Naty y poniéndola sobre sus grandes tetas dejé el semen sobre ellas, a lo que Marianita empezó a lamérselas parte por parte. Mientras eso sucedía mi mano ya se encontraba entre las nalgas de quien era la hija de mi pareja: “Mariana ahora te toca a vos bebé, no se si te animás pero yo te cogería la cola mas que nada, te la quiero hacer crecer”. Ella no muy convencida ya que quería por la conchita, aceptó. Puesta a lo perrita en la cama, su amiga se puso debajo de ella pero invertida, “voy a chupar doble, la concha a mi amiga y la pija a Martín”. Abrí las nalgas, su agujero parecía estrecho, había que dilatarlo mucho a lo que empecé el trabajo con mis dedos, primero uno, sintiendo su gemido despacito, luego de a poco fui metiendo hasta llegar a tres, en tanto Natalia aprovechaba y le comía el coño a su amiga. Mi pija entro en el culo de Marianita mas que bien aunque la pendeja largo un grito de dolor, “no la saques, solo cogeme despacito” me dijo a lo que agarrándola de los pelos le enterraba despacito mis modestos18 cm.. De repente sentimos golpear la puerta, cuando la fui a sacar Naty dijo “no pasa nada Martín, debe ser la frutillita de la torta, es una sorpresa”. Seguí serruchándome a la hija de mi novia que de a poco había cambiado los el dolor por gemidos de placer: “acabame adentro por favor, quiero sentir la leche en mi culito”. . Naty no aparecía y me había empezado a impacientar, cuando fui a ver vaya sorpresa, me la encuentro en el sillón con otra “amiguita” comiéndose a besos. Al percibir mi presencia se paran la dos, “ella es Romina, tiene 15 años pero está todo más que bien, vino porque sabía que hoy ibas a enfiestarnos”; Romy con su carita angelical, me metió la lengua mientras su mano se llenaba con mi pene. Sin media palabra se arrodilló y bajando mis pantalones empezó a hacerme una linda mamada ante la mirada cómplice de Natalia, que riendo me decía : “viste, te dije que quería fiesta la trola, jaja, llenala de leche así se le van las ganas de coger con los mayores, se ve que no le dio con el vecino”. Rominita seguía chupando mi miembro y con sus ojos azules me miraba socarrona mientras con su lengua había comenzado a lamer la punta y se reía cómplice. La lleve para el cuarto, sobre la cama, enterré mi cabeza en su entrepierna y le hice una hermosa lamida vaginal. Tenía la vulva rosadita pero húmeda a mas no poder, jugando con su clítoris se sentían sus gemidos mientras sus amigas le succionaban una cada una las tetitas. Subiéndome sobre ella le enterré el pene hasta el fondo, me rodeo con sus piernas y se dejó coger sin asco, sus ojitos me hacían que la cogiese con demasiada ganas, era una pendeja demasiado linda como para tenerle piedad por la edad, le hice un hermoso polvo ,con todas las ganas, cuando fui a acabar, las tres se juntaron las caritas y les derrame la leche sobre sus caras. La fista duro toda la noche, al llegar Marisa al otro día me dijo: “te aburriste mi amor”, a lo que no tardé en responder “no te imaginas cuanto, además de tu hija y la amiga trajeron una tercera y la jodita fue acá.