Me puso un plug con cola de perra en el culo, una mordaza de bola, y la cubrió con una especie de hocico de plástico, y las tobilleras y muñequeras que usaba siempre. Me puso una diadema con orejas de perra y me sacó al patio y me puso a 4 patas.
Relato
La mañana había transcurrido de manera muy suave. Ese día mi Amo había estado mimándome buena parte del tiempo. Alcancé a pensar que a lo mejor tendríamos un día vainilla. Pero luego del almuerzo me dijo
- "Esta tarde haremos algo nuevo, tomé algunas ideas de cosas que he leído, seguro lo disfrutarás".
Lo único que respondí fue
- "sí, Amo."
Un rato más tarde me llevó a la habitación y empezó a arreglarme para lo que fuera que traería la tarde. Me hizo tomar mucha agua sin darme permiso de orinar. Me puso un plug con cola de perra en el culo, una mordaza de bola, y la cubrió con una especie de hocico de plástico, y las tobilleras y muñequeras que usaba siempre. Me puso una diadema con orejas de perra y me sacó al patio y me puso a 4 patas. Ató mi cadena a un clavo grande que había en el patio, dejándola más bien corta. De repente sonó su celular, pero estaba ya lejos de mí y no alcancé a escuchar lo que dijo. Entró a la casa dejándome a mí en el patio sola. Varios minutos después, no sé cuántos, lo vi regresar al lado de una mujer vestida de negro, que llevaba a su lado a un hombre con un atuendo muy parecido al mío, a 4 patas, con collar y correa, con un hocico de plástico y un plug en el culo que imitaba una cola de perro. Ahora entendía lo que mi Amo iba a hacer.
- "mira, perrita, te trajimos un amigo para jugar" dijo mi Amo,
Ataron el collar del esclavo al mismo lugar que el mío, pero dejando su cadena más larga. Mi amo y su Ama se retiraron unos pasos y se sentaron cerca, destapando unas cervezas. En este momento el otro "perro" empezó a acercarse y a tocarme con su hocico. Yo trataba de retirarme, pero mi cadena no me lo permitía, intentó meterme la cabeza entre las piernas, pero yo las cerré firmemente, sin dejar mi posición a 4 patas, sintiendo fuertemente las ganas de orinar.
- "Tu perra es como arisca" dijo el Ama
- "Espera ya lo arreglo" dijo mi Amo
Y se fue por una barra separadora que puso entre mis rodillas abriéndolas lo más posible, para luego manosearme la concha un rato. Intenté gemir, advertirle que estaba a punto de orinarme, y sin poder cerrar las piernas ya no podría aguantar, pero mi Amo seguía tocándome, así que no pude más y dejé salir el chorro. Tan pronto mi Amo sintió el chorro caliente me quitó la mano y me dijo
- "¡perra sucia! ¡mira lo que hiciste!"
Dejándome así, me dejó a disposición del esclavo. Mientras tanto, el Ama le había quitado el hocico y la mordaza, y le dieron permiso de lamerme, así que ya sin poder cerrar las piernas, el esclavo se deleitó lamiéndome la concha, sin importarle nada, metiendo la lengua entre los labios y pasándola alrededor de mi clítoris.
Luego de la manoseada de mi Amo, esa lengua me puso a mil, estaba muy caliente, y mi Amo lo notó.
- "pero si no querías jugar con el perro, ¿ahora sí quieres?"
Y yo movía la cabeza arriba y abajo, difrutando esa lengua deliciosa. Su Ama definitivamente lo había entrenado bien, porque era absolutamente delicioso lo que me hacía. Mis ganas de verga se incrementaban con cada lamida, con cada lengüetazo.
Mi Amo se puso frente a mí quitándome el hocico y la mordaza, me dio un poco de agua y se sacó la verga. Yo sabía lo que tenía que hacer, así que empecé a lamer sus huevos y su verga desde la base, pasando arriba y abajo, dejándola llena de saliva. Mientras tanto al esclavo su Ama lo retiró de mi concha y le puso la mordaza y el hocico de nuevo, le quitó el restrictor de erección y le puso un condón.
- "Móntala, perro, y aprovecha, que quién sabe cuándo volverás a disfrutar de una concha".
Sin pensarlo dos veces, el esclavo puso sus brazos a lado y lado y luchando por ponerse de la manera correcta sin usar las manos, logtó encontrar el hueco de mi concha y empezó a clavarme sin compasión, mientras mi Amo me follaba la boca. Así, estaba recibiendo dos vergas, por boca y concha, y cada uno empujaba más fuerte que el otro. A veces sentía que me ahogaba pero con la barra extensora entre mis piernas ni siquiera podía pensar en moverme. Sentía cómo me empalaba el esclavo y con cada embestida hacía que se me hundiera la verga de mi Amo en la garganta. Me mojaba sin control, sabiendo que tenía permiso de venirme si mi Amo no me indicaba lo opuesto.
Me tuvieron así un rato, meciéndome adelante y atrás. Al esclavo se le notaba desesperado. Era evidente que su Ama no le permitía usar la verga muy seguido, estaba enloquecido clavándome. De repente su Ama le dijo
- "sin venirte, perro, quítate"
Al mismo tiempo mi Amo se retiró de mi boca y se puso tras de mí, me retiró el plug anal y lo reemplazó con su verga, clavándome ahora por el culo. Dejaron al esclavo de rodillas a mi lado y su Ama se paró frente a mí poniendo su concha frente a mi cara, y yo sabía cuál era mi función. Saqué la lengua y empecé a lamer, esforzándome por concentrarme, mientras la clavada de mi Amo en el culo me hacía querer gritar de placer. Yo lamía y chupaba como mi Amo me había enseñado que debía hacer, pasando la lengua alrededor del clítoris del Ama, chupando, moviendo la punta sobre el clítoris endurecido. Empecé a sentir su humedad y su sabor en mi boca, así que supe que lo estaba haciendo bien. Seguí en mi labor, sabía que no debía detenerme hasta que me lo ordenaran. Sentía la verga de mi Amo entrar y salir de mi culo una y otra vez, mientras Él se agarraba de mi cadera para metérmela hasta el fondo.
Al fin el Ama se sintió satisfecha con mi lengua y se retiró, y pco tiempo después sentí a mi Amo explotar en mi culo y llenármelo con su leche.
- "es una buena perra, muy caliente y hace bien su trabajo, lástima que no sea tan dócil a veces." dijo el Ama
- "sí, hay que estarla educando siempre, pero ya arreglamos eso." fue la respuesta de mi Amo.
Luego me retiró la barra separadora de las rodillas, desató mi cadena y me ordenó que me levantara. Me llevo de la cadena hasta un árbol del patio, me pasó una cuerda por las argollas de mis muñequeras y las pasó por una de las ramas del árbol, levantando mis brazos y dándome la orden de mantener las piernas abiertas, con los pies muy separados. Metió una bala vibradora en mi coño, otra en mi culo y las encendió ambas. Puso una pinza con una pea en cada uno de mis pezones y empezó a acariciarme el clítoris, diciéndome lo puta y caliente que era, y que no me viniera sin su permiso esta vez.
Yo no podría creer que este fuera mi castigo. Una excitada deliciosa, mi Amo acariciando mi clítoris y vibradores en concha y culo. Sí, me dolía cuando se movían las pesas de mis pezones y mi posición era incómoda, pero la verdad la estaba pasando muy bien. Cerré los ojos y moví mi cabeza hacia atrás, disfrutando de todo. Cuando me acercaba al orgasmo, sólo susurré:
- "Amo, ¿puedo venirme?"
En ese momento, sólo sentí un dolor enorme en mis nalgas. Grité y abrí los ojos y vi a mi Amo frente a mí. Había retirado la mano de mi clit, y me di cuenta que el Ama me había dado un golpe de vara.
- "¿¿¿De verdad crees que mereces venirte cuando tuve que abrirte las piernas a la fuerza y encima me orinaste la mano??? ¡Esto es un castigo!"
Y diciendo eso, se me acercó de nuevo y empezó a acariciarme suavemente, me tocaba y besaba el cuello, y el dolor de la vara no desaparecía. Bajo la mano de nuevo a mi clit y la excitación empezó a ganar, no dejaba de besar y lamer mi cuello, y sentía llegar el orgasmo de nuevo... cerré los ojos, sintiendo que mi clítoris latía, pero antes de poder llegar llegó otro golpe de la vara.
Empecé a suplicarle a mi Amo que se detuviera, que no hiciera eso de nuevo, pero era mi castigo, así que Él sólo continuaba tocándome, excitándome, mientras yo intentaba mirar hacia atrás para estar preparada cuando llegara el siguiente azote de la vara. Pero mi Amo no iba a permitir eso, así que me vendó los ojos y volvió a tocarme, calentándome. Los varazos se repitieron 2 veces más, yo ya sentía lágrimas en los ojos.
- "Ya no más vara"- dijo mi Amo, sin dejar de tocarme .
Al fin el castigo había terminado, me relajé y me dejé llevar por las caricias, mi Amo me decía que era una buena perra, que el dolor me ayudaría a ser mejor. Sentí que se retiraba y no sabía qué vendría, Lo que sentí fue un azote sobre la concha, seguramente con un paddle, porque fue sobre toda la concha. Me ardían los labios de arriba a abajo.
- "Ese último fue por andar volteando la cabeza. Yo decido y tú simplemente acatas. Y te dije que no cerraras las piernas, tendremos que volver a empezar."
Me demoré unos segundos en entender de qué hablaba mi Amo. Sin darme cuenta, el dolor del último azote sobre la concha me había hecho cerrar las piernas, tratando de calmarme. No podría soportar una nueva dosis. Empecé a rogarle a mi Amo que no lo hiciera de nuevo, con la voz entrecortada, porque ya estaba llorando por el dolor de los varazos y la frustración de estar una y otra vez a punto de correrme sin poder hacerlo. Pero no sirvió de nada. Creo que lo peor de todo había sido negarme y resistirme a las órdenes de mi Amo frente a otros y poner en duda su poder frente a mí. Así que comenzó de nuevo, me excitaba sin que yo pudiera evitarlo, y caía de nuevo la vara sobre mis nalgas, 4 veces más, para finalizar de nuevo con un azote de paddle sobre mi concha.
Al final me soltó y casi que me caí sobre sus brazos. Me abrazó y me sostuvo, tranquilizádome y diciendo:
- "Tranquila, mi perrita, ya pasó el castigo, ahora descansa un momento y empezará la diversión de nuevo".
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