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Vístete de mujer, si te quieres algo con migo…

Relato enviado por : narrador el 16/11/2013. Lecturas: 10840

etiquetas relato Vístete de mujer, si te quieres algo con migo…   Dominacion .
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Resumen
Hace unos cuantos años atrás, estaba tan y tan deseoso de acostarme con una vecina mía, que después de haber estado saliendo durante varias semanas, cuando traté de acostarme con ella, lo que me dijo fue eso.


Relato
Desde luego que me dejó boquiabierto su exigencia, máxime cuando al terminar de decírmelo, se dio la vuelta, y al tiempo que se alejaba, dejándome sin saber no que decirle, a medida que se fue caminando a su casa, levantó la parte posterior de su falda, mostrándome parte de sus lindas y bien formadas nalguitas.

Yo apenas, y había recién cumplido años, y hasta esos momentos, se pude decir que de no ser por Manuela, la viuda de los cinco hijos, (para quien no lo entienda, gracias a mi mano y las muchas pajas que me había hacia) yo no era del todo virgen. Por lo que al escuchar a Rebeca, pedirme que me vistiera como una chica, para poder acostarme con ella. No pensé en más nada, mi mayor deseo era llevarme a la cama a Rebeca, por lo que vestirme como una chica, para mi realmente creo que ni lo tomé en cuenta en esos momentos, aparte de que no tenía ni idea de cómo podía hacerlo, realmente no era algo en lo que yo había pensado.

Por lo que la siguiente vez que salimos, tras estar besándonos intensamente, y ella dejando que acariciara todo su cuerpo, llegando a meter mis manos por debajo de su falda y casi agarrar su coño. Cuando estaba de lo más seguro que iba a poder, acostarme con ella. Que de momento, con una risita seductora, me volvió a decir, pero de manera más clara y especifica. Si realmente quieres acostarte conmigo, tienes que estar dispuesto a vestirte como una chica, y salir conmigo a pasear, de lo contrario, no me hagas perder el tiempo ¿Así qué me dices, te vistes como una nena, o nada?

Yo estaba tan y tan desosó de llevármela a la cama, que sin pensarlo, de inmediato le dije que si, como ella quisiera. Rebeca se me quedó viendo, sonriendo traviesamente, como quien logra su objetivo de manera bien fácil, me dijo. Bien vamos a casa, para que te arregle y cambies de ropa. Lo cierto es que nada más pensaba en acostarme con ella, sin importarme que fuera lo que tendría que hacer, para lograrlo.

Apenas llegamos a su casa, me comentó, que sus padres estaban de viaje, y que regresarían en un par de días, por lo que su casa era toda nuestra. Yo tímidamente entré, y traté de besarla. Pero ella de inmediato, tras darme un buen empujón, me dijo. Ok, antes de que podamos hacer algo más, primero lo primero, así que vete quitando toda la ropa, mientras que yo busco en la ropa que ya no uso, algo que te sirva y combine, para que te lo pongas, y salgamos a caminar.

A pesar de la vergüenza que llegue a sentir, el deseo de acostarme con Rebeca, era por mucho muy superior a mi sentido común, por lo que desde luego que me fui desnudando lentamente, hasta que ya no me quedó nada encima. Al verla traer varios de sus vestidos, estuve a punto de arrepentirme, pero nada más bastó que ella, levantándose su falda me mostrase como la panti que usaba, ocultaba tras de sí su coño, para que yo de inmediato, dejase de pensar en echarme para atrás, es decir en no cumplir con el trato que habíamos hecho.

Se preguntaran, por qué estaba dispuesto a soportar semejante humillación, y simplemente no le salté encima. La Realidad es que el deseo que tenía por acostarme con ella era tremendo, aparte de que Rebeca, era más alta y corpulenta que yo, además practicaba Judo, y en las competencias, yo la había visto vencer a tipos aun más grandes que ella, por lo que con facilidad y sin mucho esfuerzo, me podía dominar físicamente. Cuando ella comenzó a mostrarme varios de los vestidos, escogí el más recatado, y encubridor que vi. Por aquello de no llamar tanto la atención. Rebeca sacó algunas de sus propias prendas íntimas, las que me fue dando para que me las probase. En donde único tuvimos algo de problemas fue al momento de medirme los sostenes, ya que ella es talla B y a mi creo que ni la A me servía, pero al parecer se acordó de unos viejos sostenes de copa más pequeña, que tenía guardados en una caja, de cuando ella apenas y tenía diez u once años, y resultó que si me sirvieron.

Rebeca me ayudó a vestir, y como recién y me había cortado el pelo, y lo tenía súper bajito, por aquello de que me viera más femenina, me buscó una peluca castaña de su madre. Después me maquilló, sin exagerar, y hasta me puso unos pequeños zarcillos pequeños de presión, un collar que hacían juego con los zarcillos, lo mismo que una pequeña pulsera. Al paramos frente al espejo, realmente me costó trabajo reconocer que esa imagen era la mía, parecía una verdadera chica. Una chica sumamente delgada, pero a cualquiera le podía meter el cuento, de que era una de esas chicas que le dicen ratón de biblioteca.

Yo a regañadientes, acepté que Rebeca me convenciera de salir a caminar al Centro Comercial, al principio me sentí sumamente incomodo, caminando con esas sandalia, con algo de tacos. Pero rápidamente me acostumbre a ellas. Yo evitaba hablar mientras nos encontrábamos cerca de otras personas. Y no levantaba mi vista del suelo, por aquello de que nadie me fuera a reconocer.

Yo me sentía tan y tan humillado en esos momentos, que en lo que pensaba era en salir corriendo, regresar a su casa, quitarme toda esa ropa, y no volver a ver a Rebeca nunca más. Pero como caminábamos agarradas de mano, como si fuéramos un par de buenas amigas, Rebeca como que se dio cuenta de mis intenciones, ya que agarrándome con más fuerza por uno de mis brazos, me condujo a uno de los baños de damas del Centro Comercial. Ya dentro, me dirigió a uno de los cubículos donde están los inodoros, y tras cerrar la puerta, inmediatamente comenzó a besarme de manera desesperada. Lo cierto es que, si por mi mente había cruzado la más mínima idea de salir huyendo, en esos instantes desapareció. A medida que nos besábamos de manera ardiente, Rebeca se abrió la blusa, y como andaba sin sostén, de inmediato no tan solo comencé acariciar sus paradas y firmes tetas, sino que también apenas pude me dediqué a mamárselas intensamente.

Por un lado de las pantis, que Rebeca me había obligado a ponerme, debido a lo súper caliente y excitado que me encontraba, mi verga se salió. Casi de inmediato con una de mis manos, traté de agarrar su coño, pero a ella nada más le bastó darme nuevamente un ligero empujón, para que nuestros cuerpos se separasen, diciéndome. Si quieres más, debemos seguir paseando como buenas amigas. Como ya saben, de nada valía que yo tratase de usar la fuerza, porque seguramente iba a salir perdiendo. Así que de manera sumisa y obediente, le hice acaso a ella, y tras Rebeca cerrar su blusa, yo volver a colocar mi verga dentro de las pantis, y arreglarme la peluca, salimos del solitario baño de damas.

A medida que caminábamos por el Centro Comercial, comencé actuar con mucha más soltura, me di cuenta que nadie se fijaba en mi. Estando paradas frente a una afamada tienda de ropa intima femenina, al ver nuestras imágenes reflejadas en las vitrinas, me di cuenta de que a pesar de mis temores, me veía como toda una verdadera chica, y que Rebeca a mi lado, parecía sentirse muy feliz por mi compañía.

Fue cuando a ella se le ocurrió entrar a la tienda y tras hablar con una de las dependientes, me ha comprado unas lindas pantis en satín negras, de encaje finamente bordadas, las que en el probador de la tienda, me sugirió que me las pusiera, una vez que ella las pagó.

Hasta esos momentos no me había fijado, pero al verme en el espejo del probador, al darme la vuelta frente al espejo, y ver cómo me quedaban las pantis puestas. Me di cuenta de que si bien de frente parecía una chica tabla, por lo plano de mis pechos, de espalda mis paradas y redonditas nalgas, seguramente engañaban a cualquiera, haciéndoles creer que realmente yo era una chica. Lo que no sé porque eso me comenzó a excitar de manera tremenda, razón por la cual, sin previo aviso, Rebeca que se encontraba a mi lado, me ha dado un muy pequeño golpe en mis testículos, con uno de sus dedos. Lo que provocó de inmediato que la erección desapareciera, de la misma manera en cómo había aparecido.

Tras salir de la tienda Rebeca sin soltar mi brazo, me condujo a las escaleras que llevan a los sótanos, donde se encuentran los estacionamientos. Comenzamos a bajar, y después de bajar los tres primeros niveles que se encontraban completamente llenos de autos, y de gente entrando y saliendo del estacionamiento. Bajamos un par de niveles más, hasta que llegamos al último, en el que apenas unas pocas luces se encontraban prendidas, y los pocos autos que se encontraban, estaban cubiertos por una gruesa capa de polvo. Rebeca sin decirme nada, y sin soltar mi brazo, se dirigió directamente a una puerta de algo que parecía ser una covacha, sacó una pequeña llave y tras abrir la puerta me indicó que entrase.

Ya dentro Rebeca encendió la luz, cerró la puerta, y rápidamente, me dijo. Esto le pertenece a una de las tiendas de mi papá, aquí nadie nos va a interrumpir. De inmediato comenzamos a besarnos, yo esperé a que ella volviera abrir su blusa para dedicarme de manera incansable a acariciar sus tetas, y chupárselas, al tiempo que Rebeca metiendo su mano bajo el vestido que yo estaba usando, agarró entre sus manos mí parado miembro, que ya se había vuelto a salir por un lado de las finas pantis que ella me había regalado, por lo que de manera suave me las comenzó a bajar.

Sin dejar de besarnos, yo también metí mis manos bajo su corta falda, y de igual manera también comencé a bajar sus pantis, pero de manera algo más rápida. Yo realmente me encontraba tan y tan excitado, que temí venirme en cualquier momento, por lo que lo único que se me ocurrió, para evitarlo fue arrodillarme frente a Rebeca, y dirigiendo mi boca sobre su coño, dedicarme a mamárselo, tal y como se lo había visto hacer a las lesbianas, en infinidad de ocasiones en videos porno.

Rebeca a penas sintió mis labios, dientes y lengua acariciando y chupando su coño, se dejó caer al piso, manteniendo sus piernas bien abiertas, mientras que yo a medida que continuaba chupando, lamiendo, mordisqueando, toda su vulva y clítoris. Su aroma así como el sabor de sus fluidos vaginales en mi boca, me excitaban mucho más. Rebeca me agarró con fuerza por mi cabeza, pero de tal manera que hasta se quedó con la peluca entre sus manos, la que rápidamente tiró a un lado, para volver a colocar sus manos sobre mi cabeza, y con ellas restregar con fuerza todo mi rostro contra su caliente y mojado coño, una y otra vez, hasta que definitivamente le provoqué un tremendo orgasmos.

Yo no tan solo estaba bien deseoso de mamarle el coño a Rebeca, sino que también deseaba intensamente penetrarla, por lo que apenas la vi tirada en el suelo, aparentemente agotada, con sus pierna bien abiertas, y su sabroso coño que yo sentía que me pedía que lo penetrase, subiéndome la falda del vestido que ella me había obligado a ponerme, dirigí mi verga a su húmedo y caliente coño. En mi vida había disfrutado de algo tan rico, divino, sabroso, y glorioso como el ver que mi verga a medida que la iba penetrando, iba desapareciendo lentamente dentro de su caliente coño.

Yo únicamente tenía como guía, la infinidad de videos porno, pero consciente que la mayoría de ellos son algo exagerados, procuré no dejarme llevar por tan deliciosa experiencia, ya que deseaba alargarla lo más posible. Pero a medida que fui penetrando el divino coño de Rebeca, ella por su parte, casi de manera inmediata, comenzó a mover sus caderas, restregándolas contra mi cuerpo, por lo que una y otra vez a medida que yo metía y sacaba mi verga de su vulva, Rebeca me pedía que le diera más y más duro.

Quizás por mi misma inexperiencia, y el temor a correrme de manera rápida, me llevó a apretar con más fuerza mi cuerpo contra el de Rebeca, que no dejaba de pedirme una y otra vez que le diera bien duro. Hasta que yo no pudiendo aguantarme más me corrí dentro de su coño. Yo me sentía en la gloria, pero al ver la cara de mi amiga, me di cuenta que apenas y ella estaba comenzando, por lo que lo único que se me ocurrió para satisfacerla, fue el ir introduciendo una de mis manos dentro de su coño.

A medida que yo continuaba metiendo y sacando prácticamente mi puño cerrado dentro del coño de Rebeca, ella llena de felicidad me iba diciendo lo sabroso que eso se sentía, y lo mucho que lo estaba disfrutando. Y aunque mi miembro prácticamente había desaparecido entre mis piernas, Rebeca, con una de sus manos lo agarró, y comenzó a masturbarme. A medida que yo no dejaba de meter y sacar casi por completo toda mi mano y hasta una buena parte de mi brazo dentro de su caliente coño.

Pero no conforme con eso, Rebeca sin soltar mi flácida y floja verga, la llevó hasta su boca, y sin más ni más se dedicó a chuparla, mordisqueándola divinamente en ciertos momentos, cuando no era que me pasaba su cálida lengua por sobre la cabeza de mi verga, y en cosa de segundos, se me volvió a poner bien dura, lo suficiente, como para a pedido de Rebeca, una vez que colocó sus nalgas sobre mi cara, y yo como un loco me dediqué a mamar su culo. Sin demora me pidió que le la penetrase por dé tras.

Creo que Rebeca y yo llegamos al Centro Comercial como a eso del medio día, y cuando finalmente salimos ya había comenzado a oscurecer. Mi amiga en el trayecto a casa, me invitó un helado, y fue en ese instante que me di cuenta de que no cargaba la peluca puesta. De inmediato el pánico estuvo a punto de apoderarse de mí, de no ser porque Rebeca aun no me había soltado el brazo, y me había obligado a sentarme. Hubiera salido corriendo, procurando que nadie me llegase a ver. Fue cuando me dijo, no te preocupes no creo que nadie se vaya a dar cuenta de que no eres una chica. Y en efecto la mesera ni atención me puso, al irnos a pedir la orden de helados, diciéndonos. Bien señoritas, que desean las dos. Por una parte yo me sentía tranquilo, pero por otra algo indignado que nadie se diera cuenta de que realmente yo era un chico y no una chica, fue cuando Rebeca me dijo. No te mortifiques, tú tienes una cara tan linda, que aun con ese feo corte de cabello, pareces una chica, y al decirme eso estampó un tremendo beso en mi boca….

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Si te ha gustado Vístete de mujer, si te quieres algo con migo… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:31) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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