Mamada explosiva

Mire todos los días lo veo y me siento mal, me siento con temperatura alta. Le interrumpí y le pregunté por que, esta enferma? Y ella se acerco y me dijo que era por mi que le gustaban las personas serias y mayores. Bueno yo tengo cuarenta y ella veintitrés, tampoco era para que me dijera mayor, pero en lo que pensaba se me acerco y me beso... obviamente yo respondí descontrolado, dandole un beso como el de lo que el viento se llevó.
Sus manos me rodearon y las mías también, yo metí mis manos abajo de su blusa y le acariciaba su espalda buscando el broche de su sostén, envueltos en un beso lleno de saliva que no se detenía logre desabrochar el listón y liberar sus senos, todo esto sin dejar de besarnos, apenas nos separamos para que su sostén saliera, ella con un movimiento suave se desprendió primero una y después la otra cinta de los hombros y las copas se deslizaron suavemente abajo, nuestra saliva se mezclaba y nos llenaba la cara.
Alicia buscaba mi cinto y también sin dejar de besarnos zafó la hebilla, bajo el zipper de mi pantalón y justo cuando este iba cayendo por mis muslos, ella empezó a bajar hasta quedar sentada en el sillón de donde se había levantado violentamente ante mi cercanía, hacía unos minutos o quizá siglos de placer.
Una niña pero también maestra, bajo mi boxer y de inmediato introdujo mi pene en su boca.
Normalmente necesito mucho pero mucho tiempo para eyacular, pero aquella situación explosiva me tenía con una erección inusual, lo tenía que no le entraba ni la uña, pero sentía el calor de su boca en mi glande y la saliva que llenaba mi entrepierna y mojaba las joyas de la corona.
Se detuvo un rato para entretenerse en mis huevos, los lamía y los chupaba con destreza, rodeaba la base de mi palo con su lengua, una vez para el lado izquierdo y otra para el derecho, para regresar a mis testículos los cuales levantaba con fuerza para empezar a lamerlos desde abajo hasta donde su lengua daba, muy cerca de mi culo.
El mejor regalo estaba por venir, de pronto se acerco mi pene a la boca le dio unos lametones y lo ensalivó y después lo empiezo a empujar lenta pero con fuerza dentro de su boca, pude sentir como se introducía entre sus amígdalas y pasaba por su traquea hasta el esófago, lo sacó casi de inmediato sin arcadas, pero se detuvo unos instantes a respirar y despejarse un poco de la cantidad de líquidos mezclados en su boca y garganta, su saliva y mis líquidos preseminales que ya empezaban a verterse con impaciencia.
Este ejercicio de introducirse mi pene de 17 centímetros hasta el fondo, lo hizo muy despacio un par de veces más, hasta que con confianza yo empecé a, literalmente, cogérmela por la boca, la dejaba ir hasta el fondo una y otra vez, con espacios para ella respirara, momentos que aprovechaba para darle unas lamidas a la cabeza de mi verga.
más rápido de lo que esperaba vinieron los estertores del fin, por un momento no sabía si sacarla y eyacular en su cara o si introducirla hasta el fondo y ver que pasaba, no sabía si se ahogaría, pero el sentimiento pudo más que la razón y le halé la cabeza por el pelo dejando ir mi pene hasta donde cabía, así se oyó un ahrgggg largo de varios veces mientras depositaba mi semen directo en su esófago, ella lo retiro un poco y la última bocanada de manjar blanco le quedó en la boca, ella se retiro un poco y me enseño su lengua llena de semen, lo tragó y volvió a lamerme la punta de mi verga, la chupo de tal manera que no quedaran rastros de su ardua labor.
Se incorporo junto a mi y después de tragar saliva y mi depósito, dio un largo beso, por cierto raro pero no rechazaste, estaba sintiendo el sabor y textura de mi propio semen, lo sentí un poco rugoso, pero igual nos fundimos en un largo beso final, estaba volviendo de nuevo la erección, cuando ella se separó y me dijo tengo que salir, me di la vuelta subí mi pantalón mientras ella se coloca el sostén y arregla un poco, no tardó ni un minuto y abría la puerta para volver junto a sus compañeros de trabajo, yo me quedé observando con la puerta entreabierta y parecía que nadie ponía atención del retorno de Alicia a su lugar de trabajo.
Este creo que ha sido el mejor regalo de diciembre, una mamada explosiva, no les parece.