Comienza a moverse y a cabalgarme… sus tetitas saltan y yo las sostengo con las manos y las acaricio.
Relato
Hace unas semanas estuvo en casa tomando el te y charlando conmigo. Tenemos muchos años de conocimiento, ella sabe de mi mucho más que yo de ella, de su vida íntima. Cuando se iba a su casa, ya tarde, pues evidentemente estaba muy a gusto con la conversación y la hora pasaba y pasaba sin darnos cuenta, la llevé en mi coche. Seguimos conversando en la puerta de su casa y cuando nos despedimos me animé a pedirle “un piquito”. Ella aceptó y un breve toque entre nuestros labios fue el corolario de ese pedido.
Pasaron los días y la llamé por teléfono para pedirle disculpas si la había incomodado mi pedido… no me respondió, sólo me dijo que la había sorprendido. Me quedé pensando mucho en esa respuesta y pensé mucho en el próximo encuentro, en el que le pediría nuevamente “un piquito” pero esta vez que no fuera de picaflor sino de cigüeña. Quiero decir que ella no es una mujer sexi, es muy formal y recatada, viste muy sobria y sus formas sólo se notan muy cubiertas por la ropa.
Cuando nos encontramos nuevamente a tomar el te ella llegó puntualmente a mi casa. Abrí la puerta, la hice pasar para saludarla en privado y se inició el siguiente diálogo:
-Pasa el tiempo y cada día estás más hermosa!
-Vos siempre tan galante.
-Es la verdad, sólo la verdad. Eres una muy bella mujer, que me pega golpe, una mujer muy apetecible…
-Mira lo que me dices, me lo voy a creer.
-Créetelo, es la verdad. Pero ahora el saludo… ¿Puedo pedirte otro “piquito”?
Y sin responderme me acerca su boca y me da un brevísimo toque con sus labios en los míos. Entonces le digo:
-¡Que cortito! ¿Por qué tan breve? Yo hubiera querido que fuera un “pico” de cigüeña y no de picaflor…
-¿Puede ser?... ¿O será el próximo?
No me contestó, me miró seria, muy seria… luego se sonrió y me dijo:
-Eres terrible !!!
-Es que hace tanto tiempo que no beso a una mujer en los labios que no quiero desperdiciar una ocasión propicia con alguien tan bella y dulce como tú… Entonces, ¿me permites…?
Me miró profundamente… Yo no sabía que diría… Luego de unos segundos murmuró:
-Uno sólo y no pidas más…
-No sabes lo feliz que me haces… pero, quisiera que fuera algo inolvidable ya que será sólo uno.
-¿Inolvidable?... ¿Que quieres decir…?
-Que será con todas las de la ley… Nos tomaremos las manos para estar en contacto, será tan largo como tú y yo podamos resistir y si fuera “a la francesa” sería GENIAL!!!
-¿A la francesa?... ¿Cómo es eso?... Otra cosa más…
- Siempre que te parezca bien, “a la francesa” es tomado los labios del hombre el labio superior de la mujer y ella el inferior del hombre… y luego tocándose las puntas de las lenguas… ¿Probamos?
Sin responder, puso sus manos entre las mías en señal de aceptación a mi pedido. Me acerqué suavemente a ella y mis labios apresaron su labio superior y los suyos el inferior mío, como le había pedido… Luego fui moviendo suavemente la lengua buscando la suya… unos segundos después sentí la suya, temerosa pero… ahí estaba… La besé y la chupé muy suavemente… ella estaba temerosa y confundida… muy lentamente retiró su lengüita… entonces no insistí más con el jueguito. Entonces le dije si podía acariciar sus brazos… No me respondió, estaba aturdida… seguíamos con las manos entrelazadas y ella respondía a mis presiones con iguales acciones. Fui deslizando mis manos por sus brazos, llegué a sus codos y luego subí hasta donde me dejaba llegar la manga corta de su blusa… quería llegar a sus axilas… pero no quería forzar la situación por miedo a que rechazara mis caricias. Era todo tan inesperado… había conseguido lo que tanto había soñado y más, pero no quería romper el hechizo… Quería ver como era su reacción… La tomé con mis brazos, le besé la cara y bajé mis labios hasta su cuello… Ella tomó mi cara entre sus manos y suavemente la apartó para que no siguiera con mis besos…
-¿Estás bien? Porque yo me siento maravillosamente feliz, soñé mucho con este beso y espero que podamos repetirlo…
No contestó así que me pareció oportuno comenzar una nueva conversación sobre mis aspiraciones de una relación amistosa más intensa para cubrir mi soledad y llenar lo que me parecía un bache afectivo en su vida, bache de caricias y quizás de sexualidad, algo que me gustaría saber para que jugáramos nuestras cartas sin compromisos pero con un afecto creciente basado en el que nos tenemos desde hace tanto tiempo.
Le dije que quería pedirle que intensificáramos nuestra amistad tanto como fuera posible, que ella era para mí la persona ideal para llegar a tener una íntima, muy íntima amiga. Desde luego siempre que ella también lo quisiera. Asintió sin palabras con una hermosa mirada y una sonrisa… Le dije entonces:
-¿Lo sellamos?... – Me acerqué muy lentamente y la besé muy suavemente en los labios. Ella no dijo nada y aceptó mi beso con uno suyo… fue un breve contacto entre nuestros labios, pero selló un acuerdo de entendimiento y prometedor para futuros encuentros.
Tomamos el te y conversamos de variados temas más o menos intrascendentes. Quería penetrar lentamente en su intimidad para saber más de su vida sexual, ya que mi obsesión era saber cuan satisfecha estaba, pues presentía que había una falta de sensaciones corporales en ese sentido. Creo que por ser bastante religiosa y practicante debe tener un juego sexual muy escaso en las previas a la culminación, no sé, es algo que quisiera saber para definir mi estrategia.
Llegadas casi las 22, habíamos pasado más de 4 horas juntos, la llevé a su casa. Tras una breve charla en el coche nos despedimos hasta la próxima. El beso que nos dimos fue de antología, succión de labios, contacto de lenguas, exploración bucal completa y recíproca, con una intensidad maravillosa. Nuestras manos entrelazadas se apretaban con reciprocidad. Al soltarle las manos se las besé en el dorso y en la palma y luego apreté sus brazos con mis manos y rocé el lateral de sus pequeños pechos, pechos que deseaba acariciar desde su base hasta sus pezones que imaginé oscuros y erectos.
Bajó del coche y antes de cerrar la puerta nos besamos suavemente como despedida.
Ha pasado una semana desde nuestro último encuentro así que la llamé para saludarla y preguntarle cómo estaba, cómo se sentía y cuando no veríamos nuevamente. La noté un poco esquiva, no sé si habría alguien cerca y así que le pregunté si no podía o no quería hablar. Me dio a entender que no podía hablar en ese momento así que nos despedimos y le dije que la mandaría un SMS para encontrarnos a tomar el te en casa en los próximos días y así quedamos.
Esta tarde nos encontraremos nuevamente, espero ansiosa el reencuentro. Quiero ver como se comporta al vernos.
Suena el timbre… abro… allí está ella, hermosa y deseable como siempre.
Le tomo las manos, se las beso y luego un tierno beso en los labios. La ayudo a quitarse el chal y a acomodar la cartera.
Nos sentamos a la mesa y le pregunto cómo está mirándola a los ojos.
-Bien, muy bien-me responde.
-Estaba ansioso por verte nuevamente-le digo-¿seremos amigos íntimos? ¿tanto como para confiarnos nuestras cuitas, nuestras angustias, nuestras ansias? Avanzando paso a paso con la velocidad que queramos imprimirle.
-Cuéntame de ti-le digo-cómo es tu vida, ¿eres feliz en toda la extensión de la palabra? Tú sabes mucho de mi vida pero yo muy poco de la tuya y me gustaría mucho saber de tu vida sentimental, con tus hijos… con tu marido… te escucho.
Después de un breve silencio me comenta algunas cosas intrascendentes y desliza un: “Y… con mi marido… cuidándolo siempre…”
Entonces le digo:
-Pero… ¿estás satisfecha en el más amplio sentido de la palabra?, sé que es una pregunta muy íntima, pero te la hago pues tengo la impresión que escondes una necesidad de afecto, de caricias en más amplio sentido. No hablo sólo de caricias físicas sino espirituales. De halagos por tu accionar en tu carácter de jefa de hogar, que eso creo que eres. Haciéndote odiar algunas veces con tus exigencias y, quizás, siendo impermeable a los elogios.
Se le llenan los ojos de lágrimas y me dice:
-¡Más preciso no podría haber sido…!
Me pongo de pie, la hago levantarse a ella, la abrazo, trato de contenerla… La llevo hasta un sillón y nos sentamos. La tengo entre mis brazos, besos sus mejillas mojadas por el llanto, llanto que va cesando y cuando se calma le pregunto:
-¿Puedo besarte…?
Sin responderme, levanta su cara y me ofrece sus labios.
Me prendo a ellos suavemente primero, luego de besar su labio superior le acerco la lengua para lamerlo y ella me responde con la suya… ambas entran en contacto… nos las chupamos largamente y voy bajando mis labios a su cuello y a sus orejas.
Como no me rechaza voy acariciando sus brazos tratando de llegar a sus axilas, aunque sólo sea con mis dedos a través de las mangas de su blusa. Cuando llego le pregunto si es cosquillosa, se sonríe y me dice que un poquito nada más.
Le digo que quisiera besarla más, por su escote, pero para eso tendría que desabrocharle la blusa y no sé si debo.
Sin responderme desabrocha los botones y queda a la vista su corpiño de encaje.
Muy suavemente le quito la blusa, le bajo los breteles y quedan a mi vista dos hermosas tetitas blancas con areola rosada y pezones erectos más oscuros. Entonces los beso, los lamo, los succiono y voy metiéndome en la boca alternativamente cada tetita, jugando con la lengua en los pezones. Ella respira con profundidad dando suspiros y gemidos suaves que denotan su placer.
Le digo que perdone mi accionar si le es agresivo, pero que son tan hermosas sus tetitas y sus pezones que no puedo dejar de admirarlos, besarlos, chuparlos y jugar con ellos.
-¿Te gusta que lo haga?
Da un entrecortado “SI” y se abandona a mis caricias.
Entonces, la gran pregunta:
-¿Te hicieron una minetta alguna vez?
-¿Y eso, que es?
-Es llevar a una mujer al climax con caricias y besos.
-¡Ah…!
-¿Quieres una demostración…?
-No sé si debo, me parece que es demasiado… por hoy.
-Es tu decisión, te lo preguntaré la próxima vez que nos encontremos si tú no me lo dices. Pero por favor dime, ¿cuántos orgasmos tienes cuando hace el amor? ¿Con que frecuencia haces el amor y cuantas veces en cada ocasión?
-¿Orgasmos? ¿Qué es eso? No llevo la cuenta, será una vez por mes y uno solo en cada ocasión.
-Es el momento en que se llega al climax, es la culminación exitosa de la relación sexual.
-En general es mi marido el que goza y yo muy pocas veces.
-Una más muy importante: ¿Cuánto tiempo de jueguitos previos a la penetración? ¿Sexo anal lo han practicado?
-Casi nunca los hay, como dependen de su erección, cuando está con ella, me lo dice y yo lo dejo hacer hasta que le llega. Por eso pocas veces gozo junto con él, sino algunas veces después y otras no lo hago. ¡Sexo anal NOOO!
-Mi querida, espero lograr que recuperes tu sexualidad y logre hacerte sentir el gozo como nunca lo has hecho.
-¿Qué me dices?
-Te digo lo que pretendo hacer de ti, UNA MUJER COMPLETA!!! Te lo mereces…
Creo que es el momento preciso para llevarla al placer, entonces la tomo suavemente de los brazos, la pongo de pie junto a mí, la beso profundamente y le digo:
-¿Nos ponemos más cómodos?
-¿Qué quieres hacer?
-Que nos sentemos en el sillón para tenerte en mis brazos y poder acariciarte como es debido.
-¿Cómo es debido? – pregunta con picardía.
-Así- Le digo y lentamente le acaricio sus brazos hasta las axilas, le voy desabrochando la blusa y el sostén, y con sus tetitas a la vista comienzo a besar sus pezones, a chuparlos y morderlos con los labios, y luego me meto cada tetita en la boca succionándola y jugando con la lengua en sus pezones. Ella se entrega al jueguito, suspira y comienza con jadeos suaves y continuos… es evidente que está teniendo un orgasmo. Le pregunto si puedo acariciarla más, si quiere que lo haga… como no me responde avanzo con mi mano, a través de su ropa (tiene un pantalón) y le acaricio la entrepierna… Como no dice que no, trato de aflojarle la cintura del pantalón para llegar directamente sobre su bombacha hasta el sexo. Entonces la hago poner de pie frente a mí, le bajo el pantalón y hundo mi cabeza entre sus piernas… La hago recostar en el sofá, me arrodillo sobre dos almohadones y le beso, a través de la bombacha, desde el clítoris hasta la concha… está húmeda, así que lentamente y con su ayuda, se la voy bajando y tengo a la vista una concha peluda y hermosa, El vello oculta el clítoris así que lo voy apartando hasta alcanzarlo para besarlo y apretarlo suavemente con los labios. Ella se retuerce de placer, me toma la cabeza y me la aprieta contra sí… es evidente que nunca había sido tratada así por un hombre.
-¿Quieres que te acaricie así? Le digo mientras voy metiéndole de a uno los dedos en la vagina…No responde pero se va moviendo al compás y gime a más no poder…
Entre suspiros y gemidos de placer, por fin me habla… me dice la frase tan esperada por mi:
-Vida,! que felicidad, sigue… sigue… me enloquecen tus caricias !!
Cuento tres orgasmos largos y se abandona, está agotada de placer. Entonces me dice:
-Y tú, no vas a entrarme, no quieres hacerlo?
-Hace mucho que no lo hago pues me cuesta me cuesta moverme, si te animas tú a cabalgarme sería genial.
-Nunca hice algo así, si me guías, lo hago.
Entonces la llevo al cuarto, abrazándola, besándola y tocándola toda. Nos acostamos y me pongo boca arriba, hago que se suba sobre mí y le acomodo la pija, con un condón puesto, en su concha, con su ayuda. Comienza a moverse y a cabalgarme… sus tetitas saltan y yo las sostengo con las manos y las acaricio. Le digo que el trámite será largo y ella se pone feliz pues seguramente sabe que tendrá más orgasmos.
Como me cuesta correrme dentro de ella le pido que me haga una paja y ella, enloquecida de placer, me masajea con ternura… Le digo si no quisiera hacer un 69 y quiera probar… Lo hacemos un rato y finalmente, luego que tiene dos orgasmos más, como yo no acabé todavía, le pido que terminemos con una masajeada manual… lo hace amorosamente hasta que logra que me corra entre sus manos.
Pero… ella se queda con ganas de coger, más que de coger de juguetear un poco más.
Nos acostamos en la cama, le paso el brazo debajo del cuello y comienzo a besarla… primero en la boca y sigo por detrás de las orejas, el cuello y bajo hasta las tetitas, que están con los pezones erectos. Ella me la entrega con sus manos para que se las mame y se enloquece de gusto. Me bajo lentamente de la cama, coloco el acolchado sobre el piso, la hago correrse para que sus piernas cuelguen y la voy besando desde el ombligo hasta loa labios de su concha, que huele de maravilla. Beso y aprieto suavemente el clítoris y voy bajando con besos y lengüetazos por toda la concha, Ella me toma la cabeza y la sumerge entre sus piernas con gemidos. Entre chupón y chupón le voy preguntando si voy bien y si a ella le gusta este jueguito… con voz entrecortada por los suspiros me dice: si… si… seguí… seguí… Luego de varios orgasmos se relaja, la acomodo nuevamente en la cama, la abrazo, la beso y le voy acariciando las nalgas, llego al culito, lo acaricio y sigo hasta la concha pero por detrás… entonces se la acaricio desde abajo y le voy metiendo los dedos de a uno para pajearla hasta hacerla gozar… lo logro una vez más y con besos por todo el cuerpo me quedo quieto. Pienso que ya será hora de llevarla a su casa…
...“Sin embargo tienes que hacer algo para mantener el puesto”.
Ella se calló y al parecer comenzó a adivinar lo que seguía.
-“Ingeniero, no me pida ser su amante. Yo se que tiene esposa e hija”.
-“No, no, no te iba a pedir eso”.
-“¿Entonces?”.
-“Simplemente quiero que me dejes probar de la leche que tienes ahí”.-Le dije apuntándole a las tetas.
La secretaria puso cara de sorpresa...
Relato erótico enviado por charly_bo el 18 de February de 2013 a las 00:00:01 - Relato porno leído 58844 veces
Yo con voz súper aventada y sexy le dije, ¡Esta va a ser mi respuesta! Inmediatamente me subí lentamente mi falda, note claramente como con forme le iba enseñando mis piernas su verga empezó a crecer dentro su pantalón, ya estaba que reventaba de lujuria, yo me quite mi calzón dejándolo a su vista mi zona vaginal.
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de September de 2009 a las 17:28:08 - Relato porno leído 50740 veces